Abandonar los estudios de Medicina es una decisión poco común, especialmente considerando el esfuerzo y dedicación que implica ser admitido en esta carrera. Candela Montero, una joven gallega, compartió su experiencia tras dejar la facultad a tan solo un año de iniciar. La presión académica y la autoexigencia han llevado a muchos estudiantes a una situación crítica, en la que su salud mental se ve gravemente afectada.

Con una nota de corte que suele estar por encima de los 12 puntos, no es sorprendente que tan pocos estudiantes decidan renunciar a su plaza. Sin embargo, la historia de Candela es un reflejo de una realidad más amplia: el aumento de problemas de salud mental entre los jóvenes universitarios. La carga emocional de cumplir con las altas expectativas puede resultar asfixiante, llevando a algunos a replantearse su futuro educativo.

¿Hasta qué punto es saludable mantener esta demanda constante? Es fundamental encontrar un equilibrio y recordar que la salud mental debe ser una prioridad, por encima de las metas académicas. Expertos recomiendan buscar apoyo psicológico y fomentar un entorno de aprendizaje menos competitivo, donde el bienestar del estudiante sea tan importante como su rendimiento.

El debate sobre la salud mental en el ámbito académico está más vigente que nunca, y testimonios como el de Candela son una llamada de atención para universidades y estudiantes. En la búsqueda del éxito, no debemos perder de vista lo que realmente importa: nuestra salud y felicidad.