Este martes, Israel se vio sacudido por un ataque masivo cuando Hizbulá disparó más de un centenar de cohetes dirigidos principalmente a la ciudad de Haifa y sus alrededores en Galilea, desatando una ola de nerviosismo en el norte del país después de un año de tensiones crecientes.

El Ejército israelí informó que la mayoría de los proyectiles fueron interceptados por sistemas de defensa, pero algunos lograron impactar en áreas abiertas, generando preocupación entre los ciudadanos. Los cohetes llegaron en dos oleadas: una compuesta por 85 proyectiles y otra por 20, lo que demuestra la coordinación del grupo militante.

Las alarmas antiaéreas sonaron no solo en Haifa, sino también en la Alta Galilea y Galilea Central, activando protocolos de emergencia. Sin embargo, la calma se mantuvo tras la rápida respuesta de las fuerzas defensoras israelíes.

Se reportó que una mujer de 71 años sufrió una herida leve por metralla y fue atendida rápidamente por el servicio de emergencias Magen David Adom, que confirma la situación de alerta en la zona. Curiosamente, una hora antes del ataque sobre Haifa, 25 cohetes ya habían sido lanzados desde el Líbano hacia la Baja Galilea y la ciudad de Tiberíades, mostrando un patrón de agresión escalonada.

Este episodio se produce exactamente un año después de que Hizbulá abriera fuego en un gesto de apoyo al pueblo palestino tras el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, que ha dejado un saldo devastador de casi 42,000 muertos en ese tiempo.

El Ejército israelí anunció recientemente la movilización de una cuarta división hacia el sur del Líbano, reforzando las tres divisiones ya presentes desde el inicio de la invasión terrestre hace ocho días, una medida que preludia una escalada militar en la frontera.

Desde que comenzaron los bombardeos israelíes en el Líbano, aproximadamente 1.2 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares, con consecuencias humanitarias alarmantes. La situación se ha vuelto crítica, con más de 2,080 muertes y 9,800 heridos reportados únicamente en el último año, cifras que nos instan a reflexionar sobre el costo humano del conflicto y la necesidad urgente de una solución pacífica.

En medio de este panorama, la comunidad internacional observa con preocupación, preguntándose hasta dónde llegará la escalada de esto que ya es considerado uno de los conflictos más sangrientos de la última década en la región. ¿Qué medidas se tomarán a continuación? Estaremos atentos a los próximos acontecimientos.