Estados Unidos ha lanzado una bomba informativa al enviar a sus aliados europeos un documento confidencial que incluye propuestas para un alto el fuego en la guerra entre Rusia y Ucrania. Uno de los puntos más controvertidos: el reconocimiento del control ruso sobre Crimea, esa península que Moscú anexó ilegalmente en 2014.

Medios como Bloomberg, CNN, el Washington Post y el Wall Street Journal reportan que Washington esperaba una respuesta de Ucrania para el 23 de abril. Sin embargo, una crucial reunión de altos diplomáticos en Londres se redujo a una mera consulta después de que representantes de Alemania, Reino Unido, Francia y Ucrania se retiraran. Marco Rubio, secretario de Estado de EE.UU., también decidió mantenerse al margen, mientras Trump guardaba silencio sobre el potencial reconocimiento de Crimea como territorio ruso.

¿Cuál es la reacción de Ucrania?

Durante más de once años, la anexión de Crimea ha sido un doloroso tema para Ucrania. Esta vez, la respuesta oficial desde Kiev fue sorprendentemente cautelosa. Refat Chubarov, representante de los tártaros de Crimea, comentó que la administración Trump estaba simplemente poniendo a prueba a los líderes ucranianos con sus propuestas de concesiones territoriales.

La oficina del presidente ucraniano también salió al paso de los rumores. Sergi Leshchenko, asesor presidencial, afirmó rotundamente que no se había discutido el reconocimiento de Crimea como parte de Rusia y que Ucrania no lo aceptaría. En medio de las tensiones, el presidente Volodimir Zelenski dejó claro en una rueda de prensa que "Crimea no está en discusión" y que reconocer la ocupación rusa violaría la Constitución.

Los riesgos de un reconocimiento fatídico

Un análisis realizado por el Instituto Robert Lansing sobre Amenazas Globales destaca varios peligros asociados con el reconocimiento de la anexión de Crimea. Este acto podría significar un "cambio drástico en la política exterior de EE.UU.", comprometiendo años de normativas que defienden la integridad territorial.

Los expertos señalan que reconocer a Crimea como parte de Rusia socavaría las normas internacionales, alentando así las ambiciones territoriales de otros regímenes autoritarios, como China y Turquía. Además, se generaría una gran desconfianza entre los aliados occidentales, donde Ucrania consideraría este reconocimiento como una traición.

Un precedente sumamente peligroso

El politólogo ucraniano Volodimir Fesenko advierte que Crimea es "una línea roja" que Ucrania no está dispuesta a cruzar. Reconocer la anexión crearía "un precedente extremadamente peligroso" que podría tener repercusiones a nivel mundial.

La reunión en Londres no ha salido bien, y esto ha llevado a los expertos a especular sobre el rumbo que tomará Washington. El 23 de abril, el vicepresidente estadounidense JD Vance sugirió que Ucrania y Rusia deberían estar dispuestas a ceder parte de los territorios que controlan. Vance advirtió: "Es momento de que tomen una decisión, o de que Estados Unidos se retire del proceso".