La industria inmobiliaria chilena, fundamental para el crecimiento económico y social del país, se encuentra en una situación crítica. Este sector no solo genera empleo y dinamiza áreas como la construcción, servicios y comercio, sino que también mejora la calidad de vida al satisfacer la alta demanda de viviendas y espacios comerciales. Sin embargo, no todo es color de rosa.

El Chamisero Inmobiliaria, responsable de uno de los proyectos más importantes en Chicureo, ha caído en una espiral de deudas que supera los 79 millones de dólares. Ante este grave escenario, la empresa ha solicitado un proceso de reorganización judicial con el fin de evitar la quiebra inminente.

Las causas de este colapso incluyen la crisis provocada por la pandemia del Covid-19, así como el impacto negativo del estallido social ocurrido en 2019, que afectaron drásticamente las operaciones del sector. Diarios económicos han reportado sobre esta situación desde hace meses, alertando sobre demandas de acreedores debido a la elevada deuda acumulada.

Los principales acreedores de El Chamisero Inmobiliaria incluyen Banco Estado, Seguros de Vida Security Previsión y la Compañía de Seguros Confuturo, lo que pone en jaque la estabilidad financiera de la empresa y su capacidad para cumplir con compromisos. Si no logran encontrar una solución efectiva en el corto plazo, esto podría derivar en consecuencias devastadoras no solo para la inmobiliaria, sino también para muchos trabajadores y proveedores que dependen de su éxito.

Este alarmante panorama ha encendido las alarmas en todo el sector inmobiliario, obligando a otros actores a reconsiderar sus estrategias y a prepararse para posibles repercusiones en un mercado ya golpeado. La pregunta que queda en el aire es: ¿podrá El Chamisero superar esta crisis y mantener la confianza de los inversores en el futuro?