Lima ha estado en un prolongado silencio sísmico durante casi 300 años, un periodo que ha dejado la región con una acumulación preocupante de energía tectónica, según el Instituto Geofísico del Perú (IGP). Este silencio ha llevado a expertos a advertir que un terremoto de magnitud 9.0 en la escala de Richter no solo es posible, sino inminente, con consecuencias potencialmente devastadoras.

Estudios recientes del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS) en colaboración con la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) revelan que los distritos más afectados serían aquellos con suelos inestables. Villa El Salvador, Chorrillos, Villa María del Triunfo, Ventanilla, Ancón y Santa Rosa se encuentran en la lista de las áreas más vulnerables, donde los suelos blandos y arenosos aumentan el riesgo de daños estructurales serios durante un sismo.

Además, en las laderas de Carabayllo y San Juan de Lurigancho, la susceptibilidad a deslizamientos sumará un peligro adicional en caso de que ocurra un fuerte movimiento telúrico en la capital peruana.

Contrario a estas zonas de alto riesgo, sectores como el Centro de Lima, Breña, Magdalena, Pueblo Libre, Jesús María y varias áreas de Miraflores y San Isidro cuentan con suelos más sólidos, que ofrecen mayor estabilidad. Los expertos advierten que en estos lugares, las edificaciones bien construidas tendrían menores probabilidades de sufrir daños significativos.

Es importante señalar que en distritos como La Molina, la calidad del suelo varía drásticamente, creando diferentes niveles de riesgo. Santa Patricia, por ejemplo, tiene suelos adecuados para la construcción, mientras que áreas cercanas a la Universidad Nacional Agraria presentan inestabilidad que limita la edificación.

Lima, ubicada en el Cinturón de Fuego del Pacífico, es uno de los lugares del mundo más propensos a terremotos debido a la continua fricción entre las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana. Esto pone a su población de cerca de 10 millones de habitantes en una situación de alto riesgo, incluso en zonas costeras como Ancón, que son susceptibles a tsunamis.

Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP, ha sido claro al mencionar que el término “megaterremoto” no tiene validez científica, criticando su uso como un alarmismo innecesario que podría generar más pánico que preparación. Sin embargo, no se puede negar la seriedad de la situación, y las estimaciones del IGP indican que un evento sísmico significativo podría causar decenas de miles de fallecimientos y millones de heridos.

Es vital que los ciudadanos estén preparados. Los expertos aconsejan realizar revisiones periódicas de botiquines de primeros auxilios y practicar simulacros en casa para que todos sepan cómo actuar en situaciones de emergencia. Esto implica establecer puntos de encuentro previamente definidos y tener un sistema de comunicación efectivo.

La importancia de construir en terrenos estables y contar con asesoría técnica no puede ser subestimada. En este contexto crítico, las autoridades y ciudadanos deben trabajar en conjunto para minimizar los riesgos. La preparación comunitaria y la infraestructura adecuada son claves para enfrentar cualquier eventualidad. ¡No dejes que un terremoto te tome desprevenido! Es hora de actuar y cuidar de tu familia y tu hogar.