El director del Centro de Régimen Cerrado de Tiltil del Sename ha enviado tres informes al Tercer Juzgado de Garantía sobre la alarmante conducta de un joven venezolano implicado en el crimen del teniente en retiro del ejército venezolano, Ronald Ojeda. En un inquietante allanamiento se descubrió un arma blanca en su habitación, y para proteger a los demás jóvenes, fue separado de su grupo. Además, el joven se niega a someterse a un examen de drogas, a pesar de que el personal observó un consumo evidente de sustancias ilícitas.

La jueza Pamela Muñoz ha solicitado que se notifiquen las sanciones disciplinarias impuestas al adolescente, actualmente de 18 años, quien ha sido acusado de secuestro con homicidio desde marzo. La fiscalía debería presentar formalmente su acusación el día de mañana.

El caso de Ojeda es oscuro. El oficial fue secuestrado el 21 de febrero por falsos policías en su departamento en Independencia, Santiago, y su cuerpo fue hallado en una maleta cubierta con cemento en Maipú, nueve días después. La causa oficial de muerte fue asfixia por suspensión. Tenía 32 años y es visto como una víctima de un posible crimen transnacional organizado, vinculado a una cédula del Tren de Aragua bajo órdenes del régimen de Nicolás Maduro.

Según el fiscal Héctor Barros, este crimen no solo es impactante sino que revela las profundas conexiones de la violencia que se proyecta desde Venezuela hacia Chile, lo cual ha sido rechazado por el gobierno venezolano.

El adolescente actualmente enfrenta una posible sanción de cinco años de internación y libertad vigilada. En este momento, también se está gestionando la extradición desde Costa Rica de Maickel Villegas, mientras que otra persona vinculada al caso, Walter Rodríguez, sigue prófugo.

Los informes del Sename son alarmantes. Se registró un allanamiento por parte de Gendarmería el 3 de septiembre, donde se encontró un objeto cortopunzante en la habitación de este joven. La actitud desafiante del imputado ha llevado a que el personal de Gendarmería de Chile intervenga repetidamente en su conducta.

Además, el 29 de agosto, se constataron signos de consumo de drogas, lo que refuerza la preocupación sobre su comportamiento y su estado mental. A pesar de esto, el joven se ha negado a realizar un test de drogas, lo que subraya el grave problema de disciplina que arrastra.

Este caso resalta la urgencia de atención hacia la conducta de jóvenes involucrados en crímenes serios y la necesidad de un sistema más riguroso dentro del Sename.

El futuro de este joven y del crimen de Ojeda está en manos del sistema judicial, mientras la sociedad espera respuestas y acción contra una creciente ola de violencia ligada a redes criminales internacionales.