El pasado miércoles 4 de diciembre, el director ejecutivo de UnitedHealthCare, Brian Thompson, fue asesinado a tiros en la ciudad de Nueva York, conmocionando al mundo empresarial y a la comunidad en general. Thompson, de 50 años, fue atacado por un hombre enmascarado en lo que las autoridades han calificado como un "crimen descarado y selectivo".

El trágico incidente tuvo lugar alrededor de las 6:45 a.m. (hora local) frente a un hotel Hilton en Manhattan, donde Thompson había planeado dar una conferencia para inversores. Según informes, el atacante, que vestía un suéter con capucha, llegó al lugar minutos antes de la llegada del CEO. Al aproximarse, le disparó a traición, golpeándolo en la espalda y en la pantorrilla.

Tras el ataque, el agresor huyó en una bicicleta de alquiler, llevándose consigo ninguna de las pertenencias de la víctima. Esto ha llevado a los investigadores a creer que el ataque fue personal y premeditado. La policía ha estado utilizando tecnología de reconocimiento facial, drones, y un teléfono desechado encontrado en la escena para intentar identificar al culpable. Además, una recompensa de $10,000 dólares ha sido ofrecida por cualquier información que sea útil.

Durante la investigación, se descubrió que el sospechoso fue captado en una cafetería cercana sólo minutos antes del crimen, lo que ha brindado a los detectives material esencial para avanzar en el caso. Además, el arma utilizada en el ataque supuestamente estaba equipada con un silenciador, lo que sugiere una planificación cuidadosa del crimen.

La familia de Thompson ha manifestado su dolor, con su esposa, Paulette, afirmando que su esposo había recibido amenazas, aunque no conocía los detalles específicos. La empresa matriz, UnitedHealth Group, expresaron su profunda tristeza y conmoción, destacando que Brian era un colega muy respetado.

La gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, describió el acto como "horrible y selectivo", enfatizando la necesidad de justicia en un caso que no solo afecta a una familia, sino que también envía ondas de choque a todo el sector salud y a la comunidad de Nueva York. Esta trágica pérdida plantea preguntas sobre la seguridad de líderes empresariales en entornos urbanos y los crecientes niveles de violencia en la ciudad.

El caso ha atraído la atención de los medios internacionales y ha quedado claro que las autoridades están tratando este asunto con la máxima seriedad. A medida que avanza la investigación, se espera que más detalles sobre el trasfondo de este motín y su impacto en la industria de la salud en Estados Unidos salgan a la luz.