¡Asombroso! La neurocientífica Nicole Vignola revela cómo nuestro cerebro se obsesiona con lo negativo
2025-04-23
Autor: Sofía
Descubre el sorprendente sesgo de negatividad
Nicole Vignola, neurocientífica y apasionada divulgadora, ha compartido fascinantes insights sobre un fenómeno que afecta nuestra percepción y salud mental: ¡el sesgo de negatividad! En su reciente participación en 'Aprendemos juntos', nos invita a explorar cómo nuestro cerebro prioriza lo negativo.
Una herencia de nuestros ancestros
Según Vignola, este sesgo tiene raíces evolutivas profundas. "El sesgo de negatividad significa que nuestro cerebro está programado para enfocarse en la información negativa, un rasgo que heredamos de nuestros antepasados", explica. En tiempos antiguos, permanecer alerta ante peligros inminentes era crucial para la supervivencia. ¡Había que estar siempre atentos a lo que podría matarnos!
Cuando lo negativo nubla nuestra realidad
Sin embargo, en la actualidad, este patrón puede distorsionar completamente nuestra percepción del mundo. Vignola alerta: "Cuando dejamos que el sesgo de negatividad domine, empezamos a ver la vida con un filtro pesimista, haciéndola parecer más mala de lo que realmente es". Estas palabras resuenan en su libro 'Rewire: Cómo trabaja tu cerebro y cómo cambiarlo', donde profundiza en cómo la neurociencia nos ofrece herramientas para reemplazar patrones mentales negativos.
Entrenando nuestra mente hacia lo positivo
El sesgo de negatividad no solo se manifiesta en la forma en que recordamos críticas sobre elogios, sino también en nuestra atención hacia noticias sombrías frente a las esperanzadoras. Pero aquí viene la buena noticia: según Vignola, ¡podemos entrenar nuestra mente! Introducir pensamientos y prácticas positivas de manera consciente puede combatir esta inclinación natural.
Apoyado por la ciencia
Investigaciones, como las de Paul Rozin y Edward Royzman publicadas en Psychological Bulletin, confirman que los eventos negativos marcan una huella psicológica más duradera que los positivos, afectando aspectos clave como la memoria y la toma de decisiones. La ciencia respalda la idea de que, aunque nuestro cerebro esté diseñado para lo negativo, hay caminos para cambiar este rumbo.