Salud

Bienestar y Sonrisas: La Terapia Canina que Transforma Vidas

2025-01-06

Autor: Sofía

Estefanía Ibáñez, conocida profesionalmente como Fany Can, ha dedicado su vida a mejorar la calidad de vida de personas a través de la terapia con perros. Su pasión por los animales y su vocación por ayudar a los demás se unen en un trabajo que se ha convertido en un faro de esperanza para muchos. En los últimos años, su labor se ha intensificado en el Centro San Juan de Dios, donde interviene junto a su perro Buck, un compañero especialmente entrenado para este propósito, contribuyendo a la recuperación de pacientes en diversas unidades del centro.

La terapia canina que Fany realiza se centra en ofrecer un enfoque integral para mejorar la salud mental y emocional de los pacientes. Con Buck a su lado, desarrollan ejercicios que no solo promueven la movilidad física, sino que también estimulan la cognición y el bienestar emocional. Fany afirma que el perro es un motor que motiva a los pacientes a participar activamente: "El objetivo principal es proporcionar experiencias agradables y fomentar el bienestar, ya que Buck genera una respuesta positiva inmediata en todos", comenta.

Durante las sesiones, Buck actúa como un facilitador, involucrando a los pacientes en una variedad de actividades desde juegos con pelotas, hasta ejercicios de fisioterapia y tareas que requieren contacto físico. Este contacto, que incluye el cepillado y la interacción directa, ayuda a crear un ambiente relajado y amigable. La alegría que irradia Buck hace que los pacientes se sientan cómodos, lo que es esencial para el éxito de la terapia.

Uno de los mayores beneficios de la terapia con perros es la conexión emocional que se genera entre el animal y el paciente. "El perro no juzga, siempre está feliz y listo para participar. Esa energía positiva es algo difícil de conseguir por otros métodos y puede cambiar la dinámica de una sesión completamente", añade Fany.

Los avances en las terapias son sorprendentes; en sesiones anteriores, los pacientes incluso han podido cantar villancicos con Buck, creando una atmósfera de alegría y colaboración. La creatividad es un elemento clave en el trabajo de Fany, ya que constantemente busca nuevas actividades que mantengan a los pacientes entusiasmados y comprometidos.

Buck no es un perro cualquiera, sino un animal cuidadosamente seleccionado y entrenado. Según Fany, es crucial elegir un perro que sea tolerante y sociable, mostrando siempre confianza en el entorno. El entrenamiento de Buck incluye no solo órdenes básicas, sino también ejercicios que fomentan la interacción, como juegos de recuperación de objetos, fortaleciendo así la coordinación y el movimiento de los pacientes.

Un desafío significativo al inicio de la terapia es lograr que los pacientes se sientan cómodos interactuando con el perro, especialmente aquellos que han tenido experiencias negativas con animales en el pasado. Fany enfatiza que el proceso siempre se maneja con respeto y atención, lo que permite crear un vínculo que puede ser transformador para la recuperación de cada individuo. Sin lugar a dudas, el poder de la conexión entre los seres humanos y los animales está cambiando vidas y brindando sonrisas, un ladrido a la vez.