Poco se sabe realmente sobre la vida en Corea del Norte, pero tras las revelaciones de desertores del régimen, podemos sumergirnos en uno de los mayores secretos de Kim Jong-un: la infame Oficina 39.

Fundada en 1974 bajo el mandato de Kim Il-sung, abuelo del actual líder, esta oficina secreta tiene como principal objetivo generar fondos para los costosos programas nucleares del país. Sin embargo, su alcance va más allá: también financia el lujoso estilo de vida de Kim Jong-un, quien disfruta de trenes, aviones privados y autos de lujo, como Mercedes Benz, para su uso personal.

La Oficina 39 no solo se dedica a la corrupción y el crimen, sino que está implicada en actividades que van desde el tráfico de drogas hasta el comercio ilegal de armas a naciones en Asia, África y Oriente Medio. Además, utiliza el blanqueo de capitales y ha creado un fondo dedicado a sobornos para asegurar la lealtad de sus seguidores.

Un oscuro origen

Situada en el tercer piso del edificio del Partido de los Trabajadores en Pyongyang, la Oficina 39 fue diseñada para levantar financiamiento a través de operaciones encubiertas, muchas de las cuales son ilegales. Tras las sanciones económicas impuestas en 2006 por parte de la ONU, el régimen se vio obligado a intensificar estas actividades ilícitas para sobrevivir.

Kim Yo-Jong, hermana de Kim Jong-un, lidera esta división que juega un papel fundamental en garantizar la perpetuidad del régimen. Un funcionario estadounidense afirmó en un comentario anónimo que “ella tiene control sobre una actividad central para la supervivencia del régimen”.

Operaciones encubiertas al servicio del líder

Investigaciones del Instituto de Estudios Estratégicos de EE.UU. han revelado que las operaciones de la Oficina 39 están plenamente integradas dentro del sistema norcoreano, y no son simplemente acciones de una banda criminal. Esta organización utiliza embajadas para mover dinero obtenido en el extranjero, aprovechando la inmunidad diplomática para ocultar fondos en valijas enviadas a Pyongyang.

Los diplomáticos norcoreanos son esencialmente utilizados como mensajeros de dinero y, en muchas ocasiones, como contrabandistas. Un desertor reveló que el régimen exporta de todo, desde oro hasta productos agrícolas, para obtener ingresos destinados al líder.

El tráfico de drogas, en específico, ha sido identificado como una de las principales fuentes de ingresos para el régimen. En 2003, fue reportado un decomiso en Australia de 150 kilogramos de heroína, que valía 25 millones de dólares, lo que subraya la magnitud de estas operaciones ilícitas.

Las repercusiones de la Oficina 39

Aunque la Oficina 39 continúa operando con gran eficacia, ha enfrentado repercusiones debido a sanciones internacionales. En 2005, veinticinco millones de dólares fueron congelados tras el descubrimiento de operaciones de lavado de dinero en el Banco Delta Asia. A pesar de estas dificultades, las actividades de la oficina parecen seguir en funcionamiento, alimentadas por los fondos destinados a mantener la lealtad dentro del régimen.

Mientras esta élite disfruta de un estilo de vida privilegiado, el pueblo norcoreano vive en condiciones horrorosas, sometido a trabajos forzados y a situaciones de represión constante. Según Amnistía Internacional, muchos ciudadanos son enviados a trabajar en China y Rusia bajo condiciones que rozan lo esclavitud.

Los ingresos generados por la Oficina 39 sirven para mantener el extravagante estilo de vida de Kim Jong-un. De acuerdo con la inteligencia surcoreana, Corea del Norte importa lujos como yates de siete millones de dólares, mientras que el exchef de Kim Jong-il reveló que el líder anterior gastaba miles de dólares en coñac y utilizaba el dinero para satisfacer sus deseos más oscuros, incluyendo la selección de esclavas sexuales.

Futuros oscuros y excesos

Al igual que su padre, se rumorea que Kim Jong-un también mantiene un harén de esclavas sexuales. Hee Yeon-lim, hija de un exmiembro del círculo cercano de Kim, contó que funcionarios de su régimen seleccionaban a adolescentes para ser llevadas a residencias privadas, una práctica perturbadora que subraya la brutalidad del sistema.

Para culminar, uno de los lujos favoritos de Kim Jong-un es la sopa de nido de golondrina, un plato extremadamente caro que puede costar más de 2.500 dólares por kilo. Este contraste entre el derroche personal y la pobreza pública es una representación clarísima de la oscura realidad que vive Corea del Norte bajo el régimen de los Kim.