El Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso se ha convertido en un verdadero símbolo de la crisis sanitaria que atraviesa Chile. En medio de una severa falta de recursos, solo se están realizando cirugías de emergencia y se han suspendido los tratamientos con catéteres para el cáncer. La situación ha sido expuesta de manera alarmante por funcionarios del hospital durante una manifestación el pasado viernes.

Desde principios de septiembre, el hospital ha cerrado varios pabellones. En un inicio fueron cuatro los que dejaron de operar, y esta cifra incrementó a nueve, creando incertidumbre en la población que depende de estos servicios. Aunque las autoridades del Servicio de Salud Valparaíso-San Antonio afirman que la situación ha mejorado, expertos aseguran que la crisis continúa latente. Actualmente, se espera que 12 pabellones estén funcionando plenamente desde este martes, pero la realidad en el lugar es más complicada.

La crisis actual se traduce en una deuda acumulada de 13 mil millones de pesos debido a la pandemia, lo que ha llevado a un retraso en el pago de facturas desde hace más de un año. Este incumplimiento ha forzado a varios proveedores a bloquear el suministro de insumos críticos, generando escasez de jeringas, mascarillas, guantes y medicamentos.

Adicionalmente, se ha informado que el presupuesto del hospital ha sido desglosado en cuotas, lo que ha dificultado la realización de licitaciones apropiadas y ha llevado a que los insumos sean adquiridos a través de tratos directos, resultando en un aumento del 30% en costos.

El Hospital Carlos Van Buren también enfrenta problemas estructurales graves. Espacios esenciales no cumplen con los estándares de seguridad necesarios, lo que pone en riesgo tanto a los pacientes como al personal. Además, la falta de trabajadores y la sobrecarga asistencial están exacerbando la situación.

La situación ha llevado a la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats) a convocar a una nueva manifestación este 1 de octubre en el frontis del hospital, instando a las autoridades a alzar la voz para obtener los recursos necesarios para atender a quienes más lo requieren.

También ha surgido la preocupación entre los médicos. Ignacio de la Torre, presidente del Colegio Médico Regional, denunció que el presupuesto anual del hospital ha sido insuficiente. De los 55.000 millones que se requerían, solo se asignaron 39.000, dejando un déficit alarmante que afecta tanto la operación como los servicios de limpieza y suministros médicos.

Por su parte, senadores como Juan Luis Castro y Francisco Chahuán han manifestado su preocupación y anunciaron que llamarán a la ministra de Salud, Ximena Aguilera, para que brinde explicaciones sobre la crisis.

El director del Servicio de Salud de Valparaíso-San Antonio, Cristián Gálvez, ha reconocido la gravedad de la situación y la deuda existente. Sin embargo, asegura que están trabajando en conjunto con el Ministerio de Salud para resolver el problema presupuestario.

La crisis económica que enfrenta el hospital es alarmante: con una lista de espera quirúrgica que se eleva a 11.214 pacientes, el futuro de la atención médica en Valparaíso pende de un hilo. La falta de financiamiento ha llevado a que el hospital carezca de los recursos mínimos necesarios para operar y atender a los pacientes, transformándose en una situación que se aproxima a ser insostenible.

Expertos advierten que si no se toman medidas inmediatas, el Hospital Carlos Van Buren podría colapsar, afectando la atención a los más vulnerables. En un sistema de salud que parece estar en guerra, la urgencia por soluciones es más que crítica.