A lo largo de los años, el concepto de vejez ha cambiado drásticamente. Hace unas décadas, una persona de 30 años podía ser considerada próxima a la vejez. Sin embargo, hoy en día, este entendimiento es mucho más complicado y varía según múltiples aspectos sociales, culturales y personales.

El envejecimiento: un proceso mucho más que una cifra

El envejecimiento es un fenómeno que no se puede encapsular en una simple cifra. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a las personas mayores de 60 años como adultos mayores; pero este límite es relativo y depende de factores como la cultura, la esperanza de vida y la salud individual.

Steve Hoffmann, investigador del Instituto Leibniz sobre el Envejecimiento, argumenta que cada individuo experimenta el envejecimiento de manera única. Factores como el tabaquismo, la dieta y el estilo de vida pueden desencadenar un deterioro más rápido en algunos, haciendo que la vejez llegue antes de lo esperado.

Un dato curioso es que la edad cronológica, que indica cuántos años ha vivido una persona, no siempre se correlaciona con la edad funcional, que se refiere a la condición de sus órganos y habilidades físicas y mentales. De hecho, la elasticidad del cuerpo para adaptarse a las adversidades juega un papel esencial en este proceso de envejecimiento funcional.

Por ejemplo, una persona de 70 años que lleva un estilo de vida saludable y activo puede presentar un «estado biológico» comparable al de alguien significativamente más joven. Por el contrario, una persona de 50 años con hábitos poco saludables puede mostrar signos de envejecimiento prematuro.

Cambio en la percepción social

A pesar de que la ciencia y la medicina han hecho significativos avances en el campo del envejecimiento, la percepción social de este proceso sigue estando influenciada por miedos y estigmas. En sociedades que exaltan la juventud, es común sentir presión por mantenerse joven, lo que puede llevar a una relación negativa con el proceso de envejecimiento.

Sin embargo, para muchas personas mayores, esta etapa de la vida puede ser tan gratificante como cualquier otra, brindando oportunidades para el aprendizaje, la creatividad y el establecimiento de relaciones significativas. De hecho, el envejecimiento no tiene que verse como un sinónimo de deterioro, sino más bien como un nuevo comienzo.

Los últimos avances en medicina, tecnología y bienestar han permitido a muchos disfrutar de una calidad de vida mucho más alta, incluso en la vejez. Desde tratamientos innovadores hasta aplicaciones que facilitan el cuidado de la salud, el futuro del envejecimiento nunca ha sido tan prometedor.

Aunque la OMS ubica los 60 años como la frontera de la vejez, la realidad es que la ciencia nos dice que no hay una respuesta universal a cuándo una persona comienza a «ser vieja». En definitiva, nuestros estilos de vida, el entorno social y, sobre todo, nuestra actitud hacia el envejecimiento juegan roles cruciales en cómo experimentamos las diferentes etapas de la vida. Lo esencial es mantener un enfoque positivo y activo ante cada nuevo capítulo, porque la vejez puede ser, sin duda, la mejor fase de nuestras vidas.