Una aterradora experiencia vivió Kirsty Griffiths, una madre británica de cinco hijos, quien decidió hacerse un tatuaje de flores en su tobillo derecho durante unas vacaciones en Turquía el mes pasado. Lo que comenzó como un momento emocionante se convirtió en una pesadilla cuando casi pierde su pie debido a una grave infección.

La tragedia comenzó cuando el tatuador introdujo la aguja demasiado hondo en su tobillo, lo que desencadenó una infección. Griffiths recordó: "Mientras el tatuador terminaba, comencé a sentirme mareada y como si me desmayara. Le advertí que no me sentía bien y decidí levantarme". Después de vomitar, el tatuador le aseguró que era solo un problema de azúcar en sangre, lo que la llevó a continuar.

Sin embargo, 48 horas después, la situación se tornó crítica. Su tobillo mostró signos alarmantes, con enrojecimiento y líquido que claramente provenía de una infección. A pesar del dolor y la incomodidad, voló de regreso al Reino Unido, una experiencia que describió como "las peores cuatro horas de su vida".

Al aterrizar, fue trasladada de urgencia al hospital, donde los médicos le diagnosticaron celulitis que se había extendido a su estómago y vesícula biliar, poniendo en riesgo su vida y la posibilidad de una sepsis mortal. "Los cirujanos me dijeron que si no mejoraba, podría ser necesario amputar mi pie", recordó angustiadamente.

Griffiths, angustiada por el dolor, dijo: "Lloraba y gritaba cada noche. Necesitaba morfina constantemente y, a pesar de los analgésicos, la agonía no cesaba". Después de cuatro días de tratamiento intensivo, los antibióticos finalmente comenzaron a hacer efecto, aunque las complicaciones fueron significativas. Su tatuaje ahora parecía cubierto de costras y seguía provocándole un dolor intenso.

Actualmente, Kirsty camina cojeando y depende de medicamentos cada cuatro horas para controlar el dolor. En un intento de compartir su experiencia, insitió: "A las personas que estén pensando en hacerse un tatuaje en el extranjero, les aconsejo que investiguen a fondo y elijan cuidadosamente al artista". Además, afirmó que pagó cerca de 160,000 pesos chilenos por el diseño, un precio que parecía irrisorio comparado con el costo de su salud.

Este incidente resalta la importancia de la investigación y la elección responsable al hacerse un tatuaje, especialmente en el extranjero, donde las normas de higiene pueden no ser las mismas. ¡No te arriesgues, tu salud es lo primero!