En un giro inesperado para el legado del exalcalde Daniel Jadue, la nueva administración de la comuna de Recoleta, liderada por el alcalde Fares Jadue, ha decidido poner fin al contrato de los trabajadores de la ‘Universidad Abierta de Recoleta’ (UAR). A través de un comunicado oficial, la organización del proyecto educativo anunció que esta decisión entrará en vigor a partir del 31 de marzo, justificando su resolución por falta de recursos y porque la UAR no está incluida en el Plan Anual de Educación Municipal 2025.

Este cierre no solo afecta a los empleados, sino que también deja en incertidumbre a estudiantes, docentes e investigadores. La notificación de despido deja al descubierto la falta de información sobre el futuro de los cursos, investigaciones y certificaciones en curso, así como el destino de los contenidos educativos creados por cerca de 1.500 docentes e investigadores, en colaboración con alrededor de cien instituciones de Chile y del extranjero. Durante seis años, la UAR ha brindado oportunidades de formación a más de 150.000 personas en Recoleta, en Chile y más allá.

El comunicado expresa tristeza y lamento por el cierre de una de las iniciativas más significativas impulsadas para mejorar la calidad de vida de la comunidad recoletana. Este proyecto fue concebido como un esfuerzo por democratizar el conocimiento y fomentar el pensamiento crítico, creando un espacio educativo libre de mercantilización, centrado en responder a las necesidades de la población a través de un enfoque de transformación social.

Un detalle preocupante es que, apenas días antes de este anuncio, el 24 de marzo, el 30° Juzgado de Garantía de Santiago rechazó la solicitud de la defensa de Daniel Jadue para reducir la medida cautelar que le exige arresto domiciliario total desde septiembre del año pasado. Este contexto agrava aún más la situación, donde las sombras legales continúan acechando a Jadue.

Sin embargo, en un giro inesperado, el 27 de marzo la Municipalidad de Recoleta emitió un nuevo comunicado en el que afirma que no se cierra la UAR, sino que se encuentra en una “pausa” estratégica. Según la municipalidad, esta pausa es una oportunidad para reformular y mejorar el proyecto, respondiendo mejor a las necesidades de la comunidad recoletana. Además, se enfatiza que la propuesta de retomar el proyecto fue comunicada a los trabajadores, aunque todos decidieron no continuar.

Por lo tanto, la UAR sigue generando debates en la comunidad sobre su importancia y futuro. La situación ha creado una mezcla de respuestas de apoyo y oposición en Recoleta y en el ámbito nacional, ilustrando la tensión entre las visiones políticas en juego. La pregunta que queda es: ¿será este realmente el fin de la Universidad Abierta o un nuevo comienzo en su evolución?