Ciencia

¡Descubre cómo los agujeros negros están desgastando nuestro universo!

2024-10-10

Autor: Martina

El universo, tal como lo estamos viviendo, enfrenta una crisis inminente: está muriendo. Las distancias entre las galaxias se expanden a un ritmo alarmante, y su capacidad para formar nuevas estrellas ha disminuido drásticamente. Pero, ¿por qué las galaxias dejan de crear nuevas estrellas a este ritmo? No se debe a la escasez de combustible, ya que se estima que solo el 10% del gas del cosmos se ha convertido en estrellas. Sorprendentemente, la masa en forma de planetas es mil veces menor, lo que indica que hay una abundancia de materia disponible para formar mundos nuevos. Sin embargo, hay algo que frena esta formación.

El principal sospechoso en este misterio galáctico es el agujero negro supermasivo que se cree reside en el centro de cada galaxia. Estos gigantes cósmicos, aunque son millones o incluso miles de millones de veces más masivos que nuestro Sol, son relativamente pequeños en comparación con la escala de una galaxia. Por ejemplo, el agujero negro supermasivo en el núcleo de nuestra Vía Láctea es más pequeño que la órbita de Venus. Si estos agujeros negros son los responsables del llamado ‘galacticidio’ que amenaza al universo, implica que estos pequeños monstruos están impactando regiones de cientos de miles de millones de veces su tamaño, afectando drásticamente la formación de nuevas estrellas.

Desde hace décadas, contamos con pruebas de que la energía generada alrededor de los agujeros negros supermasivos es increíblemente poderosa. Estos agujeros distorsionan el espacio-tiempo a su alrededor, afectando no solo la materia, sino también el flujo del tiempo en su proximidad. A menudo, se dice que 'ni la luz puede escapar' de su atracción gravitacional, aunque este es un concepto simplificado de la gravedad según la relatividad general.

Los objetos que se acercan a un agujero negro forman un disco de material que lo rodea, conocido como disco de acreción, donde el gas y la materia son desgarrados, alcanzando temperaturas extremas y emitiendo una radiación brillante que puede rivalizar con toda la luz de la galaxia. En este contexto, se han detectado núcleos galácticos activos (AGN), donde la luz emitida por el material en el disco de acreción puede eclipsar completamente la luminosidad de la galaxia anfitriona.

Adicionalmente, estos AGN pueden expulsar chorros de material a velocidades cercanas a la de la luz, lo que también contribuye a su luminosidad, aunque esta no provenga del agujero negro en sí, sino del material justo en el borde del horizonte de eventos. Recientemente, se ha descubierto un caso específico, conocido como Porfirión, que demuestra cómo estos chorros pueden extenderse a cientos de veces el tamaño de nuestra galaxia.

Sin embargo, a pesar de todo el poder destructivo de los agujeros negros, no hay evidencia concreta de cómo influyen en el gas frío necesario para la formación de nuevas estrellas en toda la galaxia. Aquí es donde entran los astrofísicos: debemos encontrar galaxias que estén en medio de este 'galacticidio', y para ello, es esencial contar con telescopios de alta potencia como el telescopio espacial James Webb (JWST). Este telescopio, desarrollado por la NASA en colaboración con la ESA y la CSA, tiene como misión corroborar teorías sobre los agujeros negros y su impacto en el universo.

Un emocionante hallazgo reciente involucra a la llamada ‘Galaxia de Pablo’ (GS10578), que en realidad es tan masiva como la Vía Láctea y se formó durante una etapa temprana del universo. En esta galaxia, se han observado pruebas directas de la actividad del agujero negro, lo que indica un proceso que extrae el gas necesario para formar nuevas estrellas y apunta hacia un futuro sombrío para la mayoría de las galaxias, incluyendo la nuestra.

Mientras continuamos explorando el fascinante comportamiento de los agujeros negros, es crucial recordar que su impacto no se limita a un solo lugar; el destino de nuestro universo y todas sus estrellas parece estar en el balance. En última instancia, a medida que los agujeros negros continúan consumiendo el material necesario para la vida estelar, el universo podría volverse un lugar e inhóspito y oscuro, un eco de lo que alguna vez fue.