En su libro "Alma anfibia", el reconocido documentalista revela su profunda conexión con el mundo natural y la sabiduría ancestral que todos llevamos dentro. "Eres una parte integrante del mundo que te rodea; tu vida es un hilo esencial entretejido en tu planeta vivo", escribe, recordándonos que no estamos separados de la inteligencia biológica que nos envuelve. Criado en False Bay, cerca de Ciudad del Cabo, y tras recorrer el mundo por más de 25 años, su vida dio un giro inesperado al regresar a su hogar inmerso en su bosque submarino.

Aclamado por su documental "Lo que el pulpo me enseña", ganador del Óscar al Mejor Documental en 2021, nos comparte sus experiencias que desatan reflexiones sobre la vida y nuestra relación como humanos con la naturaleza. "¿Eres un ser anfibio?" se pregunta, enfatizando que somos seres en búsqueda de esa conexión primigenia con lo natural.

La respuesta a esta pregunta nos lleva a la comprensión de que en nuestro cerebro coexisten dos aspectos: el ser salvaje que fuimos, capaz de vivir en simbiosis con la naturaleza, y el ser domesticado que ha abrazado el confort moderno. Muchas de las luchas mentales que enfrentamos hoy son el resultado de esta desconexión. La necesidad de reencontrarnos con lo salvaje es más urgente que nunca.

El autor narra algunas de las aventuras más extraordinarias de su vida, desde bucear con cocodrilos hasta sentir el aliento de felinos, siempre en búsqueda de esta conexión. Sin embargo, no se trata de observar, sino de ser parte de esta red viva. Destaca las ancestrales habilidades de los pueblos indígenas, que han mantenido intactas sus capacidades de rastreo, permitiéndoles estar en una sintonía única con la naturaleza.

Después de una grave enfermedad, que lo mantuvo meses en el hospital, sintió que el océano sería su salvación. Volvió a sus raíces y aprendió el lenguaje más antiguo del mundo: el de la naturaleza, no solo observando, sino conectando a un nivel profundo con cada ser vivo que encuentra.

"Huyamos del mundo de las prisas", nos exhorta. Al alejarse del caos y reconectarse con su esencia, descubrió que junto al pulpo, una hembra a la que conoció durante un año, existía una amistad transformadora. Esto no solo lo llevó a un reconocimiento mundial, sino a un nivel más profundo de entendimiento sobre el mundo en que vivimos.

El documentalista concluye que necesitamos trabajar en armonía con la naturaleza, destacando que esta debe estar presente en cada decisión que tomemos. La relación entre el ser humano y la naturaleza es esencial; pasaron 3 millones de años en los que aprendimos a convivir con ella, algo que hemos olvidado en tiempos recientes. ¡Es hora de recordar y reconectar con nuestro ser salvaje!