Las profundidades del océano esconden secretos inimaginables que pueden contar la historia de nuestra civilización a través de anforas, monedas, esculturas, herramientas de navegación y los restos de barcos hundidos. La arqueología submarina y marítima se dedica a estudiar esta relación entre las sociedades humanas y los océanos, explorando un patrimonio histórico y cultural que aún presenta muchos enigmas por descubrir.

Los arqueólogos marítimos aplican los métodos de la arqueología clásica al medio acuático, actuando también como buceadores que deben cumplir con un estricto protocolo regulado por leyes nacionales e internacionales, como la Ley de Patrimonio Histórico de España (1985) y la Convención de la UNESCO (2001).

En España, la responsabilidad de proteger este patrimonio recae en las comunidades autónomas, lo que implica que cualquier prospección o excavación requiere autorización de las autoridades competentes y el uso de técnicas adecuadas para asegurar su conservación.

La protección de los hallazgos es una de las reglas fundamentales de la arqueología submarina. La excavación arqueológica es invasiva, por lo tanto, debe ser una opción cuidadosamente pensada. Cada hallazgo debe ser documentado y conservado correctamente, utilizando tecnologías avanzadas como equipos de respiración autónoma (SCUBA) y técnicas de teledetección.

Los cementerios de barcos y los vestigios de actividades humanas relacionadas con el mar están dentro del ámbito de estudio de la arqueología subacuática. Estos sitios no solo se encuentran bajo el agua, sino que a menudo también están enterrados bajo sedimentos en la tierra. A través de las excavaciones, los arqueólogos buscan conectar la información histórica con datos arqueológicos para entender el contexto ambiental y geográfico de los naufragios.

¿Quiénes eran los navegantes de antaño? ¿Qué herramientas usaban para navegar? Estas son algunas de las preguntas que surgen al explorar los restos de naufragios. Conocer el clima de la época y la percepción del mar puede ofrecer una visión fascinante de la vida y el comercio marítimo de esos tiempos.

El futuro de la exploración oceánica está ligado a un concepto llamado "alfabetización oceánica", que aboga por la colaboración entre el patrimonio cultural y natural que reside en el océano. La conservación del legado subacuático es esencial y requiere recursos y capacitación continua para los profesionales del campo.

A medida que el interés por la arqueología submarina crece, también lo hace la necesidad de comprender el impacto ambiental de las actividades humanas en los ecosistemas marinos. Es crucial desterrar la idea de que estos hallazgos son "tesoros" y, en cambio, promover su respeto y protección. La divulgación sobre el patrimonio subacuático nos invita a reflexionar sobre nuestra historia compartida con el océano y su importancia en el desarrollo de la humanidad.