Luis Fernando Iribarren, conocido como el "carnicero de San Andrés de Giles", se ha convertido en el centro de atención en Argentina tras evadir la cárcel por un corto tiempo y la escalofriante historia detrás de sus crímenes. En 1992, este hombre de 59 años cometió un crimen horrendo que incluye el asesinato de cuatro miembros de su propia familia: sus padres, su hermana y su hermano. Su modus operandi fue brutal, ya que utilizó una escopeta para llevar a cabo el ataque, además de matar a su tía con un hacha en 1995. A pesar de que Iribarren fue condenado a prisión perpetua, su historia no ha dejado de ser perturbadora y fascinante para el público.

Desde el inicio de sus delitos, las motivaciones que lo llevaron a matar han sido objeto de discusión. En el juicio, Iribarren alegó que se sentía "desplazado" y rechazado por su familia, lo que encendió el fuego de su ira. Tenía solo 21 años cuando realizó la primera serie de asesinatos. En una madrugada de 1986, tras una discusión con su padre, tomó una carabina calibre 22 y disparó contra sus familiares mientras dormían, asegurándose de que no quedara ninguno con vida. La brutalidad del acto hizo que su caso se convirtiera en uno de los más notorios en la historia criminal argentina.

En 2002, fue sentenciado y se esperaba que pasara el resto de su vida tras las rejas. Sin embargo, a medida que pasaban los años, logró un permiso para estudiar abogacía, lo que le permitió obtener salidas temporales del penal. Durante una de estas escapadas, el 29 de agosto de 2023, Iribarren logró escapar y se mantuvo en libertad durante 12 días hasta que fue recapturado por la Policía Federal en Santiago del Estero.

Uno de los aspectos más inquietantes de esta historia es el cambio de Iribarren desde ser un condenado por asesinato a convertirse en un tiktoker viral. En su cuenta de TikTok (@penalistaabogadoarg), compartía videos documentando su vida como estudiante de derecho y sus opiniones legales sobre diversos temas, incluso llegando a debatir si desmembrar un cuerpo humano es un delito, con la escalofriante conclusión de que, si la persona estaba viva, sí lo era, pero si ya estaba muerta, no.

Iribarren, a través de sus publicaciones, ha atraído tanto seguidores como detractores, convirtiéndose en una figura polarizadora en las redes sociales. Esta transformación ha suscitado debates sobre la ética de permitir que un criminal tan notorios tenga acceso a plataformas públicas para compartir sus pensamientos y experiencias.

Mientras tanto, la policía argentina lanzó un gran operativo tras su fuga, incluyendo medidas de protección a su exesposa y otros posibles objetivos. La historia del "carnicero de Giles" sigue resonando en los medios, dejando a muchos preguntándose sobre el concepto de la justicia, la rehabilitación y la fascinación que generan los criminales en la sociedad moderna.