El Desafío de la Medicina y el Compromiso Social Olvidado
2024-11-21
Autor: Antonia
Es alarmante observar cómo las listas de espera en hospitales públicos continúan creciendo, mientras los presupuestos de salud no son suficientes para satisfacer las necesidades de atención médica de la población. Esta realidad, que lamentablemente se repite en múltiples medios de comunicación, nos lleva a cuestionar lo siguiente: ¿qué hemos hecho realmente como sociedad para sensibilizar a todos, y no solo a las autoridades, sobre esta problemática?
Detrás de cada cifra y cada código en esas interminables listas, hay vidas, sueños y biografías interrumpidas por enfermedades que aún esperan atención. La medicina no puede permitirse elegir a quién cuidar; aunque es necesario priorizar, en especial los casos graves y las situaciones de emergencia, esto no debe implicar el abandono de los demás.
El reconocimiento de ser parte de una comunidad conlleva la responsabilidad de defender los derechos sociales. Este activismo es crucial y refleja el compromiso de los profesionales de la salud en la defensa de un sistema de sanidad pública que debería ser un pilar básico de cualquier sociedad justa. Es un llamado a la acción en pro de la justicia social.
La formación que reciben los estudiantes en los centros de salud no debe convertirlos en meros engranajes de un sistema productivo. Una formación que carece de reflexión crítica se convierte en un proceso que solo enseña a servir sin pensar, convirtiendo a los profesionales en autómatas sin consciencia social.
Es fundamental que la educación en medicina integre disciplinas como la filosofía, las artes y las humanidades. Estas materias no solo enriquecen el aprendizaje, sino que también cultivan habilidades interpersonales y fomentan una comprensión más profunda de la empatía. Al interactuar con diferentes perspectivas, los futuros profesionales pueden desarrollar una sensibilidad hacia las realidades de los más vulnerables, abogando por cambios que propicien una mayor justicia social en el ámbito sanitario.
Los conocimientos que proponemos forman parte de nuestra historia. A través de la poesía y el arte, hemos tenido visiones claras de la desigualdad y el desamparo que enfrentan muchos en nuestra sociedad, reflejadas en el legado de artistas como Violeta Parra y Santos Chávez.
Recientemente, participé en una actividad en el Palacio Vergara, un museo municipal que raramente se utiliza para discutir estos temas con estudiantes de medicina. Este espacio público fomenta la reflexión y la adquisición de habilidades que no se desarrollarían en entornos clínicos exclusivamente. La conexión entre la cultura y la salud es vital para la cohesión social. Un caso inspirador fue una exposición dedicada a Gabriela Mistral, que destaca su sensibilidad hacia la infancia y la vulnerabilidad. La famosa poetisa capturó la esencia de estas problemáticas en su obra.
La relación entre el arte y la salud no es solo un ejercicio intelectual. Algunos años atrás, una estudiante de medicina se involucró en un proyecto de medicina narrativa en pediatría, donde tras experimentar con arte y humanidades, escribió un conmovedor relato de conciencia social: “Te pido perdón por esa ropa que te queda grande, ofrendada por desconocidos. Porque tus ojos, que han visto tanto en tan poco tiempo, buscan protección. Te pido perdón por la injusticia, por la violencia, por la tristeza. Porque la vida es confusa en este campo de desigualdad.”
Este tipo de reflexiones son vitales para la formación de profesionales comprometidos, capaces de reconocer que la salud no es solo un asunto médico, sino también social y cultural. Es hora de que la medicina retome su papel como defensora de la justicia social y fortalezca su compromiso con la comunidad.