El Escalofriante Aumento de Crímenes en China: La Urgencia de Hablar Sobre Salud Mental
2024-11-19
Autor: Martina
Un trágico incidente ha reavivado un profundo debate que, durante mucho tiempo, había estado silenciado en China: la salud mental. Este fin de semana, un joven de veinte años orquestó un horrendo ataque en la Escuela de Artes y Tecnología de Wuxi, en la provincia de Jiangsu, donde apuñaló a ocho estudiantes y dejó a otros 17 heridos. Este ataque marca ya el segundo asesinato masivo en cuestión de una semana y el sexto en un año, lo cual plantea inquietantes preguntas sobre la salud mental en una nación que alberga a una quinta parte de la población mundial. El agresor fue detenido en el acto y confesó que se sentía frustrado después de haber suspendido un examen crucial para obtener su diploma y estaba descontento con su salario de prácticas, según informaron las autoridades.
La educación en esta institución, que incluye diseño interior y marketing, forma parte de un esfuerzo del Gobierno para reducir la presión sobre las universidades y combatir el creciente desempleo juvenil. Sin embargo, estos crímenes parecen reflejar una creciente desesperación en un mercado laboral que se vuelve cada vez más competitivo.
El incidente en Wuxi no fue un hecho aislado. Solo la semana pasada, en Zhuhai, Guangdong, un hombre de 62 años, enfurecido por problemas relacionados con su divorcio, se lanzó sobre los ciudadanos en un estadio, causando la muerte de 35 personas e hiriendo a cerca de 50. Estos actos han suscitado un debate urgente en redes sociales sobre las motivaciones detrás de tales acciones violentas, a menudo atribuidas a sentimientos de injusticia por parte de personas de clases sociales desfavorecidas que, en algunos casos, padecen problemas de salud mental.
Tradicionalmente, en China, las respuestas a crisis emocionales han sido insuficientes. La psicología como disciplina tiene poca presencia y, a diferencia de Occidente, no es común que los psicólogos intervengan tras tragedias. Durante la búsqueda de la desaparición de un avión malasio en 2014, por ejemplo, se pudo ver a familiares sumidos en el dolor sin ningún tipo de apoyo psicológico. Esto ilustra el estigma que aún rodea a los problemas mentales en el país, donde muchas personas sienten que no hay lugar a donde acudir en momentos de crisis.
Las generaciones más jóvenes, particularmente aquellas criadas bajo la política del hijo único, afrontan una creciente sensación de soledad y ansiedad. La desaceleración económica del país ha elevado un manto de incertidumbre sobre su futuro, insinuando que el tiempo de prosperidad que conocieron sus padres ha pasado. Todo esto ha empeorado con la llegada de la pandemia de COVID-19, que obligó a millones a vivir en un aislamiento prolongado y a enfrentar sus propios demonios internos.
Como argumenta Qu Weiguo, un académico de la Universidad de Fudan, es vital establecer una red de seguridad social y un sistema de atención psicológica. Sin embargo, también es crucial abrir canales de discusión pública sobre el uso del poder y la justicia social. Su opinión, polémica y valiente, fue censurada pocas horas después de ser publicada en Weibo, la plataforma de redes sociales más utilizada en China.
La urgente necesidad de abordar estos problemas de salud mental es más crítica que nunca, ya que la violencia y el sufrimiento se multiplican. La sociedad china se encuentra en un momento crucial donde el silencio ya no es una opción, y el entendimiento y el apoyo emocional se vuelven esenciales para prevenir futuras tragedias.