Igor Kirillov, uno de los generales más prominentes de las Fuerzas Armadas de Rusia, fue asesinado el 17 de diciembre en un atentado en el centro de Moscú. Kirillov, que había ganado notoriedad por su papel como jefe de las Tropas de Protección Nuclear, Biológica y Química (RKhBZ), se disponía a salir de un edificio residencial cuando una explosión devastadora acabó con su vida y la de su asistente.

El Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia confirmó días después la detención del presunto autor del atentado, un ciudadano uzbeko nacido en 1995 que supuestamente confesó haber sido reclutado por los servicios secretos de Ucrania para llevar a cabo este ataque. Esta declaración no solo subraya la tensión entre ambos países, sino que también marca un punto de inflexión en la guerra que comenzó en 2022.

La explosión, provocada por una bomba oculta en un scooter eléctrico frente al edificio en el distrito de Ryazansky Prospekt, causó daños significativos, rompiendo ventanas y esparciendo escombros por el área. El ataque se considera el más audaz y significativo dentro de Rusia desde el inicio de las hostilidades, y Kirillov es el oficial más alto en rango asesinado hasta la fecha.

Días antes de su muerte, Ucrania había iniciado una investigación en su contra, acusándolo de ser responsable del uso de armas químicas en el conflicto. Las acusaciones fueron contundentes; el S.B.U. (Servicio de Seguridad de Ucrania) alegó que Kirillov había dado órdenes directas para el uso de tales armas contra tropas ucranianas, un suceso que agravó las tensiones en el campo de batalla.

Las funciones de las Tropas RKhBZ fueron críticas en diversas operaciones, especialmente en escenarios de contaminación química, lo que les otorgó una reputación tanto temida como respetada. Sin embargo, durante este conflicto, Ucrania ha acusado a estas fuerzas rusas de realizar ataques químicos más de 4,800 veces, un cargo que Moscú ha rechazado continuamente, reiterando su posición en foros internacionales.

La muerte de Kirillov ha llevado a reaccionar a diferentes figuras políticas en Rusia. Dmitri Medvédev, ex presidente y ex primer ministro, advirtió que este asesinato podría motivar una 'respuesta inevitable' de parte de Moscú hacia las autoridades militares y políticas de Ucrania. La televisión estatal en Rusia ha calificado a Kirillov como un 'héroe', mientras que su trabajo fue aclamado por haber luchado contra las acusaciones de uso de armas químicas por parte de Kiev.

Por otro lado, el ataque también reavivó viejos rencores en la comunidad internacional. Las acusaciones históricas sobre el uso de armas químicas han marcado la relación entre Rusia y Occidente, especialmente en el contexto de la guerra en Siria, donde Kirillov había sido una figura clave en la defensa de la respuesta de Rusia ante esos alegatos.

La complejidad de la situación se ve intensificada por los rumores sobre amenazas previas a la vida de Kirillov, que sugerían que su trabajo había ocasionado una 'caza' contra él, según un amigo cercano que afirmó que el general estaba consciente del peligro inminente.

Este episodio sangriento no solo subraya la transformación de la guerra en Ucrania, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de las políticas de ambos países y sus respectivos enfoques hacia el uso de armamento y tácticas en el contexto internacional.