En un mundo donde la rutina y la tecnología dominan, el asombro parece estar desapareciendo. Sin embargo, dos especialistas, Sara Haammarkrantz y Katrin Sandberg, nos explican en su fascinante libro 'El poder del asombro' por qué este sentimiento es crucial para nuestra salud mental y bienestar. La historia de Sofía, quien recibe una carta anónima que la invita a reflexionar sobre la vida, ilustra el viaje hacia la curiosidad que todos deberíamos perseguir.

El asombro no es solo una emoción; es una necesidad humana. Katrin enfatiza que “necesitamos nuestra capacidad de asombro para sobrevivir”. Experimentar asombro nos conecta con el mundo y nos ofrece una perspectiva diferente sobre la vida. “Cuando sientes asombro, te das cuenta de que eres una pequeña parte de un vasto universo”, dice ella.

¿Qué es el asombro, realmente? Sara define el asombro como la experiencia que sentimos en presencia de algo que desafía nuestra comprensión del mundo, como observar una impresionante lluvia de estrellas o el nacimiento de un niño. Sin embargo, a medida que crecemos, perdemos esa capacidad. Katrin explica que esto ocurre cuando dejamos de estar presentes, enfocándonos más en las distracciones cotidianas y perdiendo la conexión con lo que realmente importa.

La era digital ha agravado esta pérdida. Sara señala que el uso excesivo de pantallas nos aleja de la experiencia directa, dejando menos espacio para el asombro genuino. No obstante, los medios digitales también pueden servir como una ventana a lo asombroso; fragmentos de documentales o fotos impresionantes pueden renovarnos, aun en medio de la tecnología.

Es posible entrenar nuestra capacidad de asombro. Katrin afirma que, al ser conscientes y buscar momentos de asombro, estos emergerán, incluso en las pequeñas cosas de la vida diaria: el color de una flor, la risa de un niño, o la belleza de un paisaje. Este entrenamiento tiene un efecto poderoso; no solo revitaliza nuestro espíritu, sino que también contribuye a una mayor salud y felicidad.

Estudios recientes han demostrado que experimentar asombro aumenta nuestra inteligencia, reduce el estrés y fomenta la generosidad y la amabilidad hacia los demás. Por ejemplo, investigaciones de la Dra. Michelle Shiota han mostrado que las personas que experimentan asombro se vuelven más críticas y receptivas a la información. Un simple paseo por la naturaleza, lejos de las distracciones digitales, puede ser una excelente forma de reconectar con el asombro.

El asombro, además, no solo es personal; también es contagioso. Cuando comenzamos a notar momentos maravillosos a nuestro alrededor, sentimos el impulso de compartirlos, creando conexiones más profundas con los demás. Esto es fundamental, ya que se ha descubierto que la comunidad y la conexión social generan una sensación de bienestar, especialmente en actividades grupales, como conciertos o eventos deportivos.

Cuando se trata de cultivar el asombro en los niños, es esencial fomentar su curiosidad natural y acompañarlos en sus exploraciones. Desde dar paseos al aire libre hasta explorar nuevas actividades en grupo, hay múltiples maneras de estimular el asombro en las generaciones más jóvenes y enseñarles sobre el poder de la maravilla en su vida.

El asombro puede ser experimentado a través de diversas fuentes: la naturaleza, la cultura, la espiritualidad y las interacciones humanas. Cada persona vive el asombro de forma única, y es precisamente esa diversidad lo que hace al asombro una experiencia invaluable para todos. En última instancia, recuperar nuestra capacidad de asombro no solo transforma nuestra relación con el mundo, sino que también puede cambiar la forma en la que vivimos y amamos.