El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, no se quedó callado este sábado tras las declaraciones de la exmandataria chilena, Michelle Bachelet, quien alegó que durante la actual "guerra contra las pandillas" han ocurrido graves violaciones a los derechos humanos en el país centroamericano.

Bachelet, quien fue alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, expresó en un foro en Guatemala: "La verdad es que allí se han violado derechos humanos. No ha habido debido proceso, la gente está aglomerada en las cárceles con condiciones infrahumanas". Estas palabras han provocado una ola de reacciones, no solo a nivel local, sino también internacional, ya que los derechos humanos siguen siendo un tema sensible en la región.

En respuesta, Bukele no escatimó en críticas hacia la exjefa del Estado chileno. A través de su cuenta en la red social X, comentó: "Cuando esta señora fue presidenta de Chile, llegó a El Salvador en 2015 (el año en que nos convertimos en el país más peligroso del mundo) y se deshizo en elogios para el gobierno de ese entonces". La implicación de Bukele sugiere que Bachelet ha cambiado de postura con el tiempo, lo que añade un matiz político a la controversia.

"Ahora critica a El Salvador, cuando somos el país más seguro del Hemisferio Occidental", continuó el presidente, defendiendo así su gestión y logros en materia de seguridad. A pesar de las afirmaciones de Bukele, organizaciones de derechos humanos han señalado que su gobierno ha enfrentado críticas por el uso excesivo de la fuerza y la falta de garantías procesales en su lucha contra el crimen organizado.

Además, en un informe de Human Rights Watch, se menciona que tanto prácticas policiales como el aumento de detenciones arbitrarias han contribuido a una atmósfera de temor entre la población. Esto despierta dudas sobre la efectividad y humanidad de las políticas de seguridad del actual gobierno.

El intercambio entre Bukele y Bachelet ha reavivado el debate sobre el equilibrio entre la seguridad pública y el respeto a los derechos humanos en El Salvador, un país que todavía lidia con las secuelas de décadas de violencia y desigualdad.