A dos años de la profesionalización del fútbol femenino en Chile, según una ley vigente desde 2022, el panorama se siente aún inestable. Aunque un 75% de las jugadoras han formalizado contratos, la mayoría de ellas sólo reciben el sueldo mínimo de 500.000 pesos chilenos, equivalentes a unos 17 mil pesos diarios. Las brechas salariales y de condiciones laborales son alarmantes y siguen siendo un desafío pendiente.

La ley establece un plazo hasta 2025 para que todas las futbolistas de Primera División y de Ascenso formalicen su relación laboral con sus equipos. Actualmente, más de 500 jugadoras se encuentran bajo este marco legal, un aumento significativo frente a las 40 que recibían sueldos en 2021, cuando aproximadamente el 83% de las deportistas jugaban de manera gratuita.

Camila García, directora de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino en Chile (Anjuff), enfatiza que para 2025 se espera contar con 100% de profesionalización en ambas divisiones, lo que implica entre 650 a 700 jugadoras. Sin embargo, las denuncias sobre “incumplimientos y trucos” en los pagos son preocupantes. García advierte que algunos clubes han solicitado que las jugadoras distribuyan sus salarios entre ellas o incluso devuelvan partes de su remuneración.

El único incremento en el salario mínimo de las futbolistas ha sido de apenas 93 mil pesos en estos dos años, en una liga donde los equipos más poderosos contratan refuerzos extranjeras, lo que hace más difícil la lucha por la igualdad de condiciones. Actualmente, sólo un 19% de las jugadoras trabaja a tiempo completo; el resto compagina su pasión con otras actividades laborales o estudios.

Rachel Padrón, una delantera de 22 años del Club Palestino, es una de las pocas que se sostiene únicamente con su salario. “A corto plazo me alcanza, espero que eso siga así”, comenta, pero reconoce el sacrificio de sus compañeras que llegan agotadas tras estudiar o trabajar.

El entrenador de Palestino, Rodrigo Figueroa, resalta que aunque no se ha logrado vivir completamente del fútbol profesional, los avances son evidentes y brindan mayor estabilidad a las jugadoras. Además, se espera que el calendario de competición pase de ocho a diez meses, lo que permitiría planificar mejor sus vidas.

En un intento por fiscalizar el cumplimiento de las condiciones establecidas por la ley, el gobierno chileno impuso multas a 35 de los 36 clubes del fútbol profesional femenino este año, al descubrir múltiples irregularidades. Un 34,8% de los partidos de Primera División se jugaron en canchas de entrenamiento, y un alarmante 60% de las futbolistas considera que las condiciones son regulares o malas.

El ministro del Deporte, Jaime Pizarro, ha reconocido las deficiencias y ha afirmado que ha habido un aumento en el interés de los equipos por cumplir con las normativas. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer.

Para remediar esta situación, García propone incrementar el desarrollo de las categorías menores, invertir en la liga y en las selecciones, y garantizar que las atletas de alto rendimiento reciban atención médica adecuada, pues la medicina deportiva es una especialidad esencial para su bienestar y rendimiento.