El pasado 29 de octubre, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) impuso sanciones a los hermanos Andrónico Luksic Craig, Jean Paul Luksic Fontbona, y a Nicolás Luksic Puga, involucrados en una transacción ilícita relacionada con la venta de 2.619.260 acciones de Quiñenco. Estos movimientos se realizaron en un periodo prohibido, es decir, dentro de los 30 días previos a la divulgación de sus estados financieros.

De acuerdo con la ley 18.045 de Mercado de Valores, se prohíbe a los directores y ejecutivos de una empresa, así como a sus familiares cercanos, realizar transacciones de acciones de dicha empresa en el periodo mencionado. La multa impuesta a cada uno de los infractores asciende a 1.250 UF, equivalente a más de $47 millones.

La operación en cuestión fue ejecutada por Inversiones Orengo, una compañía del grupo Luksic, que vendió acciones a Ruana Copper, otra de sus sociedades. A pesar de las sanciones, Luksic defendió sus acciones en un testimonio a la CMF, alegando que no participó en la decisión de venta y que fue parte de una estrategia de simplificación organizativa. 'Nunca participó en ninguna decisión de venta de acciones', afirmó.

Pero la controversia no termina aquí. El 19 de julio de 2023, Jean Paul Luksic, en su declaración, indicó que no mantuvo relaciones directas con Inversiones Orengo. Sin embargo, la cercanía del grupo familiar con ambas entidades genera dudas sobre la transparencia del proceso.

Además, Nicolás Luksic, quien también fue sancionado, especificó que desde hace años se había discutido la simplificación de la estructura societaria, pero negó haber tenido información específica sobre cómo se llevó a cabo la operación.

Es importante señalar que la Fundación Luksburg, controladora de Quiñenco, posee entre el 56% y el 58% de la empresa, lo que plantea serias interrogantes acerca de la gobernanza y la administración de los negocios familiares. ¿Estamos al borde de un escándalo corporativo mayor? Las revelaciones de esta sanción justo antes de la difusión de los estados financieros han encendido alertas en el ámbito financiero chileno.

Con estos acontecimientos, la familia Luksic, uno de los grupos económicos más poderosos de Chile, se enfrenta a un escrutinio público que podría impactar no sólo su reputación, sino también la confianza en el mercado de valores del país. La situación exige respuestas claras y un compromiso con la transparencia, en un tiempo en que la regulación y la ética en los negocios son más importantes que nunca.