Un insólito caso ha tenido lugar en Punta Arenas, que ha levantado una ola de indignación en las redes sociales y ha llegado hasta el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac). La Distribuidora 'Tierra del Fuego' fue acusada de difundir imágenes de un cliente sin su consentimiento, y todo por un error en la caja que no fue causa del cliente, sino de la cajera.

El incidente se produjo cuando un cliente acudió a la tienda para realizar su compra habitual. Luego de pagar, se retiró sin percatarse de que uno de los productos, una caja de pollos valorada en $39,990, no había sido escaneada por la cajera. Cuando el cliente vio su imagen publicada en las redes de la tienda, solicitando información para ubicarlo, decidió regresar para obtener respuestas.

Al llegar al local, la cajera le explicó que había olvidado cobrar dicho producto y que si no lo pagaba, se lo descontarían de su sueldo. Esto llevó a la viralización de su imagen, algo que generó un gran revuelo.

El Sernac ha intervenido en el caso tras recibir el reclamo del consumidor, quien exigió disculpas tanto publicas como privadas de la empresa, algo que fue rechazado. La denuncia destaca que el cliente no fue responsable del error, y que la tienda infringió su derecho a la imagen.

La empresa argumentó que su política es contactar a los clientes a través de la difusión de imágenes en caso de errores en los cobros. Sin embargo, esta justificación no ha convencido a las autoridades, que creen que esto debería reevaluarse para proteger la privacidad de los consumidores.

La sanción no se ha hecho esperar. El Sernac ha presentado una denuncia formal contra 'Tierra del Fuego' ante el Primer Juzgado de Policía Local de Punta Arenas, alegando que la empresa vulneró derechos fundamentales de los consumidores, como el derecho a la dignidad y la seguridad en el consumo.

Además, se pone en tela de juicio si la empresa tiene claros protocolos sobre el uso de imágenes de los clientes. Esta situación refleja la importancia de la defensa de los derechos del consumidor en un mundo cada vez más digitalizado, donde la privacidad puede verse comprometida. ¿Hasta dónde deben llegar las empresas para solucionar sus errores sin afectar a sus clientes? La respuesta está por verse, pero este escándalo es solo la punta del iceberg.