Estados Unidos está a punto de enfrentar una inundación sin precedentes de cobre a medida que el entorno comercial global se pone a prueba antes de la implementación de aranceles por parte del presidente Donald Trump. Se prevé que entre 100,000 y 150,000 toneladas métricas de cobre refinado lleguen a su territorio en las próximas semanas, un volumen que podría romper el récord histórico de 136,951 toneladas establecido en enero de 2022.

Grandes operadores de materias primas como Trafigura Group, Glencore Plc y Gunvor Group están redirigiendo enormes volúmenes de metal, que originalmente iban destinados a Asia, hacia Estados Unidos, lo que ha llevado a estas empresas a asegurar espacio adicional en puertos como Nueva Orleans y Baltimore para manejar la demanda.

Este incremento en la llegada del cobre no solo es significativo para el mercado estadounidense, sino que también afecta la disponibilidad en otros mercados globales, particularmente en China, el mayor consumidor mundial de cobre. Los precios del metal en EE. UU. han alcanzado niveles que podrían desencadenar inflación en los costos de producción y posibles tensiones en las cadenas de suministro, lo que podría forjar el camino hacia una guerra comercial de gran escala.

A finales del mes pasado, Trump instó al Departamento de Comercio a investigar posibles aranceles al cobre bajo el pretexto de seguridad nacional, provocando un aumento de los futuros del cobre en Nueva York. Las especulaciones sobre aranceles han hecho que muchos comerciantes corran a abastecerse antes de que se implementen, aumentando así la presión sobre las cadenas de suministro ya tensadas.

Además, analistas de Goldman Sachs Group y Citigroup anticipan que estos aranceles podrían alcanzar un 25% para finales del año. A pesar de esto, los compradores estadounidenses están casi obligados a continuar importando, ya que su consumo de cobre supera en dos veces la producción nacional.

El impacto en Codelco, el gigante chileno productor de cobre, está siendo enorme. La empresa ya es el principal exportador de cobre a EE. UU. y se esfuerza por satisfacer la creciente demanda de sus clientes. Su presidente, Máximo Pacheco, ha señalado que ‘todos están demandando más cobre’, lo que muestra la confianza en el mercado a pesar de las perspectivas inciertas de aranceles.

Los cambios en las políticas comerciales de Estados Unidos podrían alterar la dinámica del comercio de cobre no solo entre Chile y EE. UU., sino también con China, que ha sido un socio comercial fundamental. Durante meses, ha habido un desvío inesperado de envíos de cobre hacia EE. UU., lo que pone a China en una posición vulnerable.

El aumento de las exportaciones a EE. UU. está creando un entorno lucrativo para negociantes y productores, lo que les permite beneficiarse de las diferencias de precios significativas entre el mercado estadounidense y otros mercados. Según el analista de Citigroup, Tom Mulqueen, ‘hay una reestructuración más amplia de las cadenas de suministro en juego’ que podría tener repercusiones a largo plazo en la industria.

Las proyecciones indican que los envíos a puertos chinos podrían disminuir hasta un tercio en comparación con el mismo período del año anterior, mientras que el aumento de las solicitudes de traslado de cobre desde Londres también apunta hacia un cambio en las tendencias comerciales.

En este contexto, el mundo sigue con atención las decisiones de Trump, mientras que tanto los compradores como los productores buscan adaptarse a un panorama incierto y volátil que podría cambiar significativamente la dinámica del mercado global del cobre.