Este miércoles, las autoridades chinas desmintieron las serias acusaciones de ciberespionaje formuladas por Paraguay y Estados Unidos, calificando estos reclamos como parte de la "incesante campaña sensacionalista" de Washington que advierte sobre una supuesta "amenaza cibernética china".

El Gobierno paraguayo, en colaboración con el Comando Sur de EE.UU., anunció que una reciente evaluación conjunta sobre la ciberseguridad reveló evidencias que apuntan a un posible ciberespionaje por parte de un grupo chino asociado con el régimen de Pekín. La situación ha escalado tensiones entre los países involucrados, generando un ambiente de desconfianza en el área de la ciberseguridad.

La Embajada de EE.UU. en Panamá también ha tomado nota de estos hallazgos, mientras que la legación china en el mismo territorio respondió a los informes tildándolos de "calumnias". En un comunicado, denunciaron que el gobierno estadounidense es el responsable de realizar ataques cibernéticos y de atribuir erróneamente la responsabilidad a otras naciones. "Estados Unidos ha empleado tecnologías avanzadas para perpetrar ciberataques, fundamentalmente distorsionando la información para que parezca que proviene de otros países", argumentaron.

Además, el Gobierno chino no escatimó en criticar a Washington, acusándolo de espiar a través de cables ópticos submarinos para realizar robos masivos de datos. Esto se produce en un momento en que muchas naciones revisan sus políticas de ciberseguridad y protección de datos, focalizando su atención en las implicaciones de la legislación sobre privacidad aprobada por la Unión Europea.

Por su parte, el Gobierno de Paraguay admitió ante los medios que enfrenta "desafíos significativos en ciberseguridad", reafirmando su compromiso de colaborar estrechamente con socios internacionales como Estados Unidos para contrarrestar estos riesgos globales en el ciberespacio. La situación ha puesto en relieve la creciente preocupación sobre la vulnerabilidad de la infraestructura digital y la necesidad de un enfoque coordinado frente a estas amenazas.

Este escándalo no solo resalta las tensiones entre las potencias mundiales, sino que también pone en cuestión la integridad de las comunicaciones digitales y la confianza entre naciones. El futuro de la ciberseguridad internacional podría depender de cómo se desarrollen estas acusaciones en las próximas semanas.