Osamu Suzuki, a los 94 años y tras una prolongada lucha contra un linfoma, falleció el miércoles, dejando un legado imborrable en la industria automotriz. Durante 43 años, fue el rostro y la mente detrás del crecimiento explosivo de Suzuki Motors, según informó el Wall Street Journal.

Nacido como Osamu Matsuda el 30 de enero de 1930, cambió su nombre tras casarse con la hija del entonces presidente de la compañía, Shunzo Suzuki. Desde su ingreso a la empresa en 1958, Suzuki demostró ser un visionario que impulsó a la marca hacia nuevos horizontes, especialmente en mercados emergentes como India.

Durante su gestión, Suzuki no solo estableció una fuerte presencia en este país, sino que también logró que la marca compitiera con los titanes de la industria, como Toyota y Honda, así como con gigantes multinacionales como General Motors y Volkswagen. Suzuki se convirtió en un referente en la fabricación de autos y motocicletas.

La entrada de Suzuki en el mercado indio es un capítulo notable: gracias a un joint-venture, la compañía empezó con una participación del 26% y, tras más de 300 visitas realizadas por Suzuki, ahora posee más del 40% del mercado automotriz indio. En el año fiscal que terminó en marzo de 2024, se reportaron ventas cercanas a 1.8 millones de unidades, lo que representa más de la mitad de las ventas totales de la marca japonesa.

Suzuki fue reconocido en 2002 con un puesto en el Salón de la Fama del Automóvil en Japón, un reconocimiento a sus sobresalientes contribuciones al sector. Su filosofía de gestión era sumamente práctica y estaba marcada por su carácter meticuloso. Se dice que él mismo inspeccionaba las fábricas, cuestionando cada detalle que pudiera representar un desperdicio. Una de sus célebres preguntas era: “¿De verdad necesitamos esa luz fluorescente?”

Además, su preferencia por los vehículos pequeños definió la identidad de Suzuki en el mercado. Modelos populares como el Suzuki Swift, Alto y S-Presso son prueba de su enfoque en la eficiencia y la economía. A lo largo de los años, Suzuki se convirtió en un símbolo de movilidad accesible y funcional, contribuyendo al crecimiento del segmento de los autos compactos a nivel mundial.

Con su partida, la industria automotriz no solo pierde a un gran líder, sino también a un innovador que, a través de su visión y dedicación, impactó la movilidad de millones de personas en todo el mundo.