La situación de Coquimbo Unido en la temporada actual ha dejado a los aficionados con sentimientos encontrados. En la primera mitad del campeonato, el equipo Pirata sorprendió a todos al competir seriamente por el título, incluso posicionándose como líder en ciertos momentos, ubicándose en la disputa contra gigantes como Colo Colo y la Universidad de Chile. Sin embargo, la historia dio un giro dramático en la segunda rueda, coincidiendo con la mediática salida de Luciano Cabral, lo que resultó en un descenso notable en el rendimiento del equipo y, al final, la eliminación de competiciones internacionales.

Este desplome llevó a la inesperada salida de Fernando Díaz, quien había asumido un papel fundamental en la institución del estadio Sánchez Rumoroso. Su destitución, a solo tres fechas del final del campeonato, sorprendió a muchos, especialmente al ser reemplazado por su asistente Esteban González.

Díaz ahora afirma que su despido no fue meramente una decisión basada en el rendimiento deportivo. En declaraciones recientes, reveló que existía una cláusula de renovación en su contrato que habría hecho que continuara en el cargo si clasificaba al equipo a competiciones internacionales, algo que, según él, el club no deseaba que sucediera.

El entrenador admitió que el bajo rendimiento del equipo se debió a múltiples factores: el desgaste acumulado tras dos temporadas de altas exigencias, las lesiones de jugadores clave y, por supuesto, la pérdida de Cabral. Díaz lo comparó con quitar a una figura icónica de otro deporte, mencionando, “Guardando las proporciones, es como que a Argentina le sacaran a Maradona o Messi.”

A pesar de los desafíos, se mostró confiado en la capacidad del equipo para clasificar, ya que quedaban tres partidos por jugar, con dos de ellos en casa, frente a rivales que parecían accesibles. Sin embargo, fue claro al señalar que, bajo las circunstancias, había razones ocultas detrás de su despido: “Mi contrato se extendía automáticamente clasificando a una copa internacional. Tenía plena conciencia de que esta fue la verdadera razón de la decisión.”

En medio de este torbellino, Díaz también expresó su decepción al saber que Esteban González, su ex mano derecha, había sido considerado para ocupar su lugar. “No me sorprendió que lo nombraran como su reemplazante interino. Esa conversación que tuvimos antes de mi despido me dejó claro que había otros intereses en juego”, mencionó.

Finalmente, Díaz dejó en claro que entiende que cada decisión en el fútbol está marcada por intereses variados y personales. La situación de Coquimbo Unido ahora deja muchas preguntas en el aire y la afición espera que el club recupere su rumbo en el futuro.