La Universidad de Chile se enfrenta a un mercado de fichajes complicado, con solo dos caras nuevas y un largo listado de jugadores que suenan para reforzar el plantel. La situación es preocupante para los aficionados, ya que la llegada de un centrodelantero, que es la prioridad urgente, se ha visto dilatada durante semanas. Actualmente, el único atacante disponible para el técnico Gustavo Álvarez es Nicolás Guerra, ya que tanto Cristián Palacios se unió a Everton como Luciano Pons ha sido ignorado por el entrenador.

El gran obstáculo en estas negociaciones es la falta de presupuesto. La estrategia de los directivos del club es llegar a un acuerdo con los futbolistas antes de intentar recuperar su pase del club actual, un método que no siempre da resultados. Un claro ejemplo de esto es el caso de Octavio Rivero, quien, tras no presentarse a la pretemporada del Barcelona de Guayaquil por conversaciones con la U, tuvo que dar marcha atrás y regresar al club ecuatoriano. La institución guayaquileña evaluó su pase en tres millones de dólares, una cifra inalcanzable para la directiva chilena.

En lugar de sentirse frustrado, Gustavo Álvarez ha decidido pasar al frente en las negociaciones. Se ha comunicado personalmente con Rivero y Javier Altamirano, a quien espera integrar al mediocampo. También ha tenido diálogo con Julián Alfaro y Gonzalo Montes, los dos nuevos jugadores que ya están entrenando con el equipo.

A pesar de la incertidumbre, el DT ha pedido paciencia a los hinchas, asegurando que están trabajando para sumar competitividad al plantel. “Quiero transmitirles tranquilidad a nuestros aficionados, y a la prensa que estamos dando pasos para fortalecer el equipo. Este año tenemos importantes desafíos como la Supercopa, la Copa Chile, la Copa Libertadores y el Campeonato Nacional”, afirmó Álvarez.

Durante esta semana se espera que se cierre la llegada de Altamirano, quedando solo algunos detalles por definir. La U está dispuesta a pagar hasta 1,2 millones de dólares por el pase de Rivero. Sin embargo, las noticias sobre Luciano Pons son menos alentadoras. El argentino no ha tenido una buena temporada y su futuro en el club es incierto, especialmente después de ser marginado en el último encuentro. A pesar de estar activo en la pretemporada, hay dudas sobre su continuidad, especialmente porque su contrato vence en diciembre y su alto salario (25 mil dólares) complica la situación.

Las negociaciones con otros clubes han sido difíciles, pues la concesionaria dirigida por Michael Clark no está dispuesta a dejarlo ir por menos de 500 mil dólares y no desea un préstamo que implique que la U deba cubrir parte de su salario. Un ofrecimiento de Deportivo Cali había sido la opción más realista hasta ahora, pero las conversaciones no llegaron a buen puerto. Sin embargo, Alfredo Arias, técnico del club colombiano y exentrenador de la Universidad de Chile, es un fuerte aval para el interés por Pons, ya que ambos coincidieron en Independiente de Medellín hace dos años.

La situación es tensa, pero los hinchas de la U esperan que el equipo logre robustecer su plantel para enfrentar los desafíos que se avecinan.