Después de más de mil días de conflicto, las advertencias de Rusia, bajo el liderazgo de Vladimir Putin, han sido desafiadas repetidamente por Ucrania y sus aliados occidentales, quienes han demostrado una resistencia admirable. La gran interrogante ahora se centra en la última línea roja: el uso de misiles de largo alcance estadounidenses contra territorio ruso.

A lo largo de estos casi tres años de guerra, hemos visto cómo las líneas rojas que Putin estableció se desvanecen. Aquí analizamos algunas de las más críticas.

La entrega de los HIMARS: Cambio de Juego

En los primeros días del conflicto, Ucrania enfrentó serias dificultades debido a la falta de armamento pesado. Las fuerzas rusas lograron avances rápidos en diferentes frentes, incluso amenazando Kiev. No obstante, en 2022, la situación cambió radicalmente con la llegada de los sistemas de lanzacohetes HIMARS, que permitieron a Ucrania atacar con precisión a las fuerzas rusas, lo que resultó en la recuperación de ciudades clave como Járkov y la posterior retirada de los rusos de Jersón.

Ataques en Crimea: El Corazón golpeado

La península de Crimea, anexada por Rusia en 2014, se consideraba un bastión seguro al inicio de la guerra. Sin embargo, los ataques ucranianos comenzaron a hacer mella en su imagen invulnerable, desde el asalto a la base de la Flota del Mar Negro hasta la devastadora explosión del puente de Crimea, un símbolo del poder ruso en la región.

Llegada de los F-16: Un Nuevo Aliado en el Cielo

La presión sobre Occidente para que aprobara el envío de jets F-16 a Ucrania aumentó, especialmente cuando el presidente Zelenski exigió aviones de combate para contrarrestar la supremacía aérea rusa. Finalmente, en julio de 2023, se organizó una coalición internacional para capacitar a los pilotos ucranianos en el uso de estos aviones, aunque la entrega completa no se espera antes de 2025, lo que genera dudas sobre la capacidad defensiva inmediata de Ucrania.

Invasión en Kursk: Un Hecho Inédito

La incursión de las tropas ucranianas en la región rusa de Kursk en agosto sorprendió a aliados y enemigos por igual. Esta acción marcó la primera invasión de suelo ruso desde la época de la Segunda Guerra Mundial, lo que sembró la inquietud en el Kremlin. A pesar de las serias críticas por la exposición de las fronteras, Rusia no ha podido revertir la situación, lo que plantea preguntas sobre la efectividad de su estrategia militar.

El uso de misiles ATACMS: La Última Línea Roja?

La decisión reciente de Estados Unidos de permitir que Ucrania use misiles ATACMS contra objetivos en Rusia ha elevado la tensión a niveles alarmantes. Este armamento, capaz de alcanzar hasta 300 kilómetros, es una herramienta poderosa que podría cambiar el rumbo del conflicto. Aunque Washington inicialmente limitó el uso de estos misiles a objetivos específicos, la primera incursión de este tipo se llevó a cabo en la región de Briansk, demostrando que las líneas rojas están siendo cruzadas con creciente frecuencia.

La reacción del Kremlin, aunque contenida, ha llevado a un notable aumento en el nivel de alerta entre las embajadas occidentales en Kiev, ante el temor de represalias. Putin ha prometido que esta escalada podría significar que 'la OTAN y EE.UU. están en guerra con Rusia', lo que plantea un escenario sumamente complejo y peligroso en el ámbito internacional.

Las ramificaciones de estas decisiones están aún en desarrollo, pero es claro que la situación se torna cada vez más crítica. Las líneas rojas de Putin han perdido color, pero esto es solo el comienzo de una serie de desafíos que podrían redefinir la seguridad en Europa y más allá.