El exgobernante sirio, Bashar al Assad, sorprendió a muchos al reaparecer este lunes en Moscú, solo nueve días después de haberse exiliado en Rusia tras la caída de Damasco. En un discurso cargado de emoción, Assad aseguró que nunca contempló la idea de dimitir ni de pedir asilo en otro país, incluso cuando los insurgentes se hicieron con el poder en Siria.

"Durante los últimos acontecimientos, no me planteé ni una sola vez la posibilidad de renunciar o solicitar asilo, ni recibí ninguna propuesta al respecto”, declaró con firmeza el exmandatario, marcando un claro rechazo a las insinuaciones de traición a su país.

Assad, que se encuentra en un ambiente de alta seguridad en una base militar rusa, hizo estas declaraciones a través de su oficina de prensa en Telegram. Reveló que se enteró de la caída de Damasco mientras se encontraba refugiado en dicha base, el 8 de diciembre. “Mi salida de Siria no fue planificada y no ocurrió durante las últimas horas de la batalla, como algunos han afirmado”, agregó, defendiendo así su decisión de abandonar el país.

Con un tono alarmante, Assad afirmó que Siria está “en manos de terroristas”, después de que una coalición de insurgentes islamistas asumiera el control. Esta declaración resalta la turbulenta situación política y social que atraviesa el país, sumido en una crisis que ha dejado miles de muertos y millones de desplazados en los últimos años.

En un giro inesperado de los acontecimientos, el enviado de la ONU para Siria, Geir Pedersen, llegó a Damasco el domingo para respaldar la formación de un nuevo gobierno. Esta es su primera visita al país desde el derrocamiento de Assad. Procedente de Jordania, Pedersen recibió un apoyo contundente de representantes de la diplomacia de potencias como Estados Unidos, Francia, y Turquía, así como de ocho países árabes durante una reunión en Aqaba.

La situación en Siria sigue siendo crítica y con numerosas incógnitas sobre el futuro del país. Mientras algunos aplauden la llegada del nuevo gobierno y la esperanza de estabilidad, otros temen que el caos continúe.

A medida que los acontecimientos se desarrollan, el mundo entero observa con atención. ¿Qué pasará con Siria ahora que Assad ha desaparecido del escenario político? La incertidumbre sigue latente, y las declaraciones de Assad podrían ser solo la punta del iceberg en una historia que aún tiene mucho que contar.