Recientemente, un grupo de hackers supuestamente vinculado al gobierno chino ha llevado a cabo un ciberataque a gran escala que ha afectado a varios de los principales proveedores de servicios de Internet en Estados Unidos, incluyendo gigantes como Verizon, AT&T y Lumen Technologies.

Este ataque cibernético, orquestado por un grupo conocido como Salt Typhoon, no solo compromete la seguridad de comunicaciones personales y corporativas, sino que también se cree que permitió el acceso a sistemas utilizados por el gobierno federal para solicitudes de escuchas telefónicas autorizadas por tribunales. Según informes, los hackers habrían estado accediendo a esta infraestructura de red durante meses, planteando serios desafíos para la seguridad nacional.

Las fuentes han indicado que los ataques fueron diseñados principalmente para la recopilación de información de inteligencia, lo que abre la puerta a una preocupación aún mayor: la posibilidad de que estos hackers logren interrumpir la acción de respuesta de Estados Unidos ante crisis internacionales, como un potencial conflicto en Taiwán.

Las autoridades estadounidenses están investigando activamente este ciberataque, que fue descubierto hace aproximadamente un mes. Sin embargo, en este tipo de situaciones, aunque se exige a las compañías que revelen ataques importantes, existen exenciones por razones de seguridad nacional, lo que complica aún más la situación.

Además, se sospecha que China ha estado intentando infiltrarse no solo en las redes de telecomunicaciones sino también en infraestructuras críticas, tales como centrales eléctricas y sistemas de tratamiento de agua. Esto pone en riesgo no solo la integridad de datos privados, sino también la seguridad de la nación en su conjunto.

No obstante, desde la administración del presidente Joe Biden, se mantiene una postura firme de apoyo a aliados en la región, advirtiendo sobre la amenaza de un posible ataque directo de China a Taiwán. El gobierno chino, presidido por Xi Jinping, considera que Taiwán es parte de su territorio y ha intensificado sus maniobras militares en la región.

A finales de septiembre, se reportó que Salt Typhoon había logrado infiltrarse en ciertos proveedores de servicios, aunque Cisco Systems aseguró no tener evidencia de compromisos en sus enrutadores. Sin embargo, la preocupación persiste, ya que Microsoft y otras firmas de ciberseguridad están trabajando para entender la magnitud de la información que podría haber sido comprometida.

Brandon Wales, vicepresidente de SentinelOne, destacó que la creciente actividad cibernética de China significa que empresas y gobiernos deben tomar medidas más serias para mejorar su ciberseguridad. Mientras tanto, el portavoz de la embajada china en Washington ha negado las acusaciones de ciberpiratería, enfatizando que su país se opone firmemente a tales acciones.

Este ciberataque representa no solo una amenaza inmediata, sino también un mensaje claro sobre la creciente sofisticación y agresividad de las campañas cibernéticas respaldadas por estados, lo que deja a las organizaciones y gobiernos en estado de alerta.