¡Impactante! Científicos confirman olas de calor marinas extremas en la Antártida
2024-11-27
Autor: Joaquín
Investigadores de la Universidad Austral de Chile (UACh) han hecho un descubrimiento alarmante al comprobar la existencia de olas de calor marinas extremas en la Antártida, las cuales han desencadenado un deshielo cercano al 60% en el norte de la península antártica. Este fenómeno no solo está alterando drásticamente el medio ambiente, sino que podría tener repercusiones económicas significativas.
El estudio fue impulsado por la preocupación de científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes, que advierten que la península antártica se ha convertido en una región aislada y vulnerable frente a los cambios climáticos. Desde el año 2017, los investigadores han estado midiendo la temperatura superficial del mar a 10 metros de profundidad mediante la instalación de sensores en cuatro ubicaciones estratégicas de la Bahía Maxwell. Asimismo, han integrado focas de Weddell dotadas de sensores oceanográficos para explorar zonas remotas y de difícil acceso, permitiendo la comparación de datos actuales con registros de hace 30 años.
La jefa del proyecto, la oceanógrafa física Andrea Piñones, destacó que se han identificado eventos de olas de calor marinas severos y prolongados entre los otoños e inviernos australes en los últimos cuatro años. Estas olas han elevado la temperatura máxima del agua en 1,3 grados Celsius por encima del promedio histórico, un hecho que ha acelerado el deshielo.
Además, Piñones afirmó que se ha observado un alarmante retroceso del hielo marino, con una cobertura que ha caído del 80% en décadas anteriores al 20% actual durante otoño e invierno. Este cambio drástico y repentino afecta directamente al krill, una especie crucial para la cadena trófica, lo que podría tener efectos devastadores en todo el ecosistema.
Con el deshielo en la parte norte de la península antártica, anticipan que el desplazamiento del krill hacia regiones más australes afectará a especies icónicas como los pingüinos y focas, así como a cetáceos que dependen de este alimento. Esto podría resultar en una disminución de la población de estas especies, alterando el delicado equilibrio del ecosistema marino.
Piñones también planteó la preocupación de que estas alteraciones no solo amenacen la biodiversidad, sino que podrían tener un impacto económico significativo en las industrias de pesca de krill y en el turismo. La reducción del número de visitantes que llegan a la región para observar estas magníficas criaturas podría perjudicar la economía local y desestabilizar un sector que depende de la exploración de la diversidad marina.
Los resultados finales de este estudio se conocerán en 2025, pero la evidencia ya comienza a pintar un panorama sombrío del futuro del ecosistema antártico y las comunidades que dependen de él. ¿Estamos a tiempo de revertir estos efectos devastadores?