
¡Impactante! El Tribunal Constitucional destituye a la senadora Isabel Allende por mayoría absoluta
2025-04-10
Autor: Pedro
El fin de una era en la política chilena
Este jueves, el Tribunal Constitucional (TC) sorprendió a todos al anunciar la destitución de la senadora del Partido Socialista, María Isabel Allende Bussi, hija del icónico expresidente Salvador Allende. La decisión se tomó por una abrumadora mayoría de 8 votos contra 2.
Fundamentos de la sentencia
Con un extenso documento de 80 páginas, el TC explicó que la destitución se basó en la violación del artículo 60 de la Constitución, que prohíbe a los parlamentarios celebrar contratos con el Estado durante su mandato. En este caso, Allende participó en un controvertido intento de vender la casa familiar al gobierno para establecerla como un museo en honor a su padre.
Los argumentos del Tribunal
El Tribunal dejó claro que la responsabilidad de Allende por esta infracción es de carácter personal. A pesar de la defensa de la senadora, que argumentó sobre la validez del contrato, el TC sostuvo que el acto de venta ya se consumó, independientemente de la falta de un segundo documento administrativo.
Votos disidentes y reacciones
Los ministros disidentes, Catalina Lagos y Mario Gómez, expresaron sus reservas sobre el impacto político y legal de esta decisión, sugiriendo que no se cumplieron las condiciones para la destitución. Sin embargo, la mayoría del tribunal reiteró que la integridad de la Constitución y la protección de la democracia son primordiales.
¿Qué sigue para el Partido Socialista?
Con la sentencia oficialmente notificada, ahora el Partido Socialista debe decidir quién ocupará el escaño de Allende en el Senado hasta marzo de 2026. Esta destitución abre un nuevo capítulo en la historia política de Chile, dejando a muchos preguntándose cuáles serán las próximas cartas que jugará el PS en este turbulento escenario.
Un llamado a la reflexión en la política nacional
El TC ha destacado que la ley debe aplicarse de manera estricta y que la moralidad personal del legislador no se evalúa, sino el cumplimiento de las normas que rigen su conducta. Esta decisión podría marcar un precedente en cómo se manejan las conductas de los parlamentarios y su relación con el Estado.