En un giro sorprendente, el Parlamento de Eslovaquia ha dado luz verde a una ley que podría restringir la capacidad de los médicos para renunciar y protestar por sus condiciones laborales. En una votación cerrada de 74 a 70, los legisladores del Consejo Nacional, que cuenta con 150 escaños, respaldaron la iniciativa presentada por el Gobierno del primer ministro populista Robert Fico. Esta medida ha sido planteada como una solución para evitar el colapso inminente del sistema sanitario eslovaco, que enfrenta serias crisis de personal.

Este movimiento legislativo ha surgido tras el aviso de más de 3.000 médicos que manifestaron su intención de dimitir a principios del próximo año, citando preocupaciones acerca de salarios insuficientes, escasez de personal y condiciones laborales desfavorables. La nueva ley le otorga al Gobierno la facultad de declarar una situación de emergencia, obligando a los médicos a continuar trabajando pese a sus intenciones de abandonar el puesto. En caso de negarse a trabajar, los facultativos podrían enfrentar sanciones penales, lo que ha generado un fuerte rechazo entre los sindicatos médicos.

Cabe destacar que las medidas de emergencia establecidas por esta ley podrían extenderse hasta 120 días, incrementando la presión sobre los profesionales de la salud en el país. Durante el debate en el Parlamento, el ministro de Sanidad, Kamil Šaško, expresó su esperanza de que su administración nunca tuviese que recurrir a esta herramienta, aunque los sindicatos se mantienen firmes en su oposición.

Por otro lado, esta situación no es exclusiva de Eslovaquia. Recientemente, se ha visto una ola de protestas en Portugal, donde una huelga de médicos provocó la cancelación de múltiples consultas y procedimientos. Así mismo, en Eslovenia, los médicos y dentistas llevaron a cabo huelgas tras el fracaso de negociaciones salariales.

La situación en Eslovaquia pone de manifiesto un problema más amplio en toda la región: la creciente insatisfacción entre los profesionales de la salud y la presión sostenida sobre los sistemas sanitarios en Europa. ¿Hasta dónde llegaran los gobiernos para mantener sus sistemas de salud funcionando? Solo el tiempo lo dirá.