La Gendarmería ha confirmado que está llevando a cabo una investigación para rastrear el teléfono que grabó el video de Cathy Barriga bailando zumba junto a otras reclusas en la cárcel de San Miguel. Este insólito episodio ha generado revuelo en las redes sociales y el discurso público sobre las condiciones dentro de los centros penitenciarios.

De acuerdo con información publicada por La Tercera, la Gendarmería procedió a buscar el dispositivo que grabó el video, lo que suelen implicar allanamientos en el penal para obtener pruebas y determinar cómo logró registrarse el material. Esto abre la puerta a un debate sobre la seguridad en las cárceles y los dispositivos no autorizados que pueden ingresar.

Luis Cordero, subsecretario del Interior, expresó en un evento en San Antonio que no tenía conocimiento específico del caso, pero detalló que la ley prohíbe el ingreso y uso de teléfonos celulares en los centros penitenciarios, salvo aquellos que estén debidamente autorizados. “El hecho de que se haya difundido un video como este sin autorización es algo que indudablemente será objeto de investigación”, subrayó Cordero.

Por otro lado, el abogado defensor de Barriga, Cristóbal Bonacic, aclaró el contexto del video que se volvió viral. Confirmando que la mujer en el video es la exalcaldesa de Maipú, destacó que la grabación pertenece a una actividad del Ministerio del Deporte llamada “Muévete Mujer”, diseñada para promover la actividad física entre las internas.

“Un profesional externo realiza clases de zumba con todas las reclusas, y doña Cathy Barriga solo participó como alumna, junto con el resto de las internas”, explicó Bonacic, desmitificando así cualquier suposición de que estaba ocupando una posición de privilegio en las clases. “No se trata de una actividad formal donde ella esté impartiendo un taller, sino un programa del Gobierno que busca el bienestar de todas las internas”, añadió.

Este sorprendente incidente ha desatado cuestionamientos sobre la gestión de las cárceles y la posibilidad de que existan más irregularidades dentro del sistema penitenciario. Algunos usuarios de redes sociales han llamado a una revisión de las políticas de seguridad en las cárceles, mientras que otros se preguntan si este tipo de actividades recreativas son verdaderamente accesibles para todas las reclusas.