Un reciente descubrimiento arqueológico ha vuelto a poner en el centro de atención a los neandertales, desafiando la creencia tradicional sobre su adaptación a climas fríos. En la cueva de Shanidar, situada en los montes Zagros del actual Irak, se descubrió el esqueleto de un neandertal adulto conocido como Shanidar 3. Este fósil, excepcionalmente bien conservado, ha permitido a los investigadores estudiar la estructura de su caja torácica y arrojar nueva luz sobre la capacidad de estos antiguos humanos para sobrevivir en diferentes entornos.

Un estudio publicado en el Journal of Human Evolution revela que la configuración torácica de Shanidar 3 no está limitada a una adaptación a climas fríos, sino que muestra una notable versatilidad física. Este nuevo hallazgo pone en entredicho la idea de que los neandertales estaban diseñados exclusivamente para sobrevivir en condiciones glaciares. La estructura torácica, similar a la de otros neandertales como Kebara 2 en Israel, sugiere que estos humanos prehistóricos podían habitar diversas regiones, desde climas templados hasta fríos extremos.

Los investigadores determinaron que el tórax de Shanidar 3 era de forma campana, con costillas largas y un sistema respiratorio más amplio, lo que le habría permitido satisfacer mayores demandas energéticas, ideal para actividades como la caza. Sorprendentemente, el estudio también indica que la anatomía del neandertal no solo estaba adaptada al frío, sino que podría haberles dado ventajas en una variedad de climas y actividades, lo cual refuerza la imagen de un hombre altamente adaptable.

Además, el análisis muestra que, a diferencia de los Homo sapiens, los neandertales dependían más de la contracción diafragmática para respirar, lo que sugiere que estaban preparados para un estilo de vida físicamente exigente, no limitado a condiciones climáticas particulares.

Estos descubrimientos invitan a una reflexión más profunda sobre la historia evolutiva de los neandertales, quienes no solo eran sobrevivientes en tiempos adversos, sino que también pudieron haber tenido una rica vida cultural y social. Nuevas preguntas surgen a raíz de estos hallazgos: ¿Podrían las similitudes con los humanos modernos ser producto de una convergencia evolutiva o de un intercambio genético?

En un mundo en el que cada nueva revelación arqueológica tiene el potencial de cambiar nuestra comprensión de nuestros antepasados, el caso de Shanidar 3 nos recuerda que la historia de la humanidad es más compleja y fascinante de lo que podríamos haber imaginado. Así que mantente atento, ¡porque la próxima gran revelación sobre nuestros ancestros podría estar a la vuelta de la esquina!