Un alarmante 40% de los jóvenes españoles de entre 18 y 29 años se sienten socialmente aislados, mientras que un 36% experimenta altos niveles de malestar emocional. Este aislamiento está estrechamente vinculado a la preocupante "falta de calle", es decir, la carencia de espacios físicos donde los jóvenes puedan reunirse con amigos. Hoy en día, interactuar cara a cara se ha vuelto más complicado, limitándose a entornos organizados como conciertos, boleras, locales de videojuegos y eventos deportivos, lo que obliga a muchos a tener que pagar por estas experiencias.

Joan M. Verd, investigador del Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo de la UAB, junto a su equipo del Institut d'Estudis del Treball, publicó un estudio revelador sobre cómo las interacciones sociales, tanto online como presenciales, impactan directamente en el bienestar emocional de los jóvenes. Las conclusiones no dejan lugar a dudas: las relaciones personales cara a cara son cruciales para combatir la sensación de soledad y para obtener apoyo emocional.

En sus declaraciones, Verd subraya que las dificultades económicas son el mayor factor de desigualdad en las relaciones interpersonales de los jóvenes españoles, superando a factores como la edad y el sexo. La realidad actual indica que, si no se cuenta con recursos económicos, muchos jóvenes quedan excluidos de actividades de ocio, que solían ser accesibles. "Antes, bajabas a la plaza y encontrabas a tus amigos; hoy, esas interacciones se han vuelto costosas", explica el sociólogo.

Además, los barrios de clase trabajadora han perdido su función como espacios de encuentro, convirtiéndose en "barrios dormitorio". Este cambio significa que, sin un espacio de interacción cercano, muchos jóvenes prefieren quedarse en casa o conectarse a internet, en lugar de salir y socializar de manera presencial.

Los datos revelan que el 47,3% de los jóvenes con dificultades económicas tiene niveles bajos de interacción cara a cara, comparado con solo un 20% de aquellos sin problemas económicos. Si bien la interacción online también se ve afectada, el impacto de las dificultades económicas es aún más notable en las relaciones presenciales.

Por otro lado, el estudio también sugiere que la combinación de interacciones online y presenciales es vital para el bienestar emocional. La clave parece estar en equilibrar ambas: aquellos jóvenes que disfrutan de muchas horas de relaciones cara a cara y una buena dosis de interacción online son los que reportan menor sensación de soledad.

Sin embargo, las diferencias de género también emergen: los hombres pueden compensar su menor interacción cara a cara con una mayor actividad online, mientras que las mujeres parecen necesitar más encuentros presenciales para mantener su bienestar emocional. El peor de los escenarios para la juventud es tener escasas interacciones, tanto en línea como en persona. Esta falta de conexión se traduce en mayores dificultades para encontrar apoyo emocional y material.

En términos de edad, los jóvenes de 20 a 24 años son los que más tiempo dedican a encuentros presenciales, mientras que los de 25 a 29 son los que menos. Curiosamente, los más jóvenes (18-19 años) son los que más sufren por la falta de relaciones personales, indicando que se ven profundamente afectados por su aislamiento.

En conclusión, los datos son desalentadores: los jóvenes dedican un promedio de 11.9 horas a la interacción online y solo 9.73 horas a la interacción cara a cara por semana. Este escenario plantea la urgente necesidad de crear y promover espacios de encuentro sociales, especialmente en un contexto en el que el bienestar emocional y la salud mental de los jóvenes están cada vez más en juego.