El reciente anuncio de que "Irací Hassler ha sido reelegida" ha dejado boquiabiertos a muchos, pero lo que parece una noticia de última hora es solo una pequeña muestra de cómo la inteligencia artificial (IA) está remodelando el panorama político en Chile, especialmente en el marco de las elecciones municipales y de gobernadores del 26 y 27 de octubre.

En una era donde la realidad y la fantasía se entrelazan, un grupo de expertos advierte que las imágenes manipuladas por IA son cada vez más comunes y sencillas de crear. Loreto Bravo, directora del Instituto de Data Science de la UDD, señala que, gracias a la accesibilidad de herramientas de IA, casi cualquier persona puede generar contenido visual a la carta con solo dar una orden verbal. Esto plantea un riesgo significativo para la integridad de la información durante el proceso electoral.

No es un fenómeno aislado en Chile; alrededor del mundo, los políticos han encontrado en la IA un nuevo aliado que les permite no solo analizar datos para campañas, sino también lanzar propaganda que, en algunos casos, distorsiona la verdad. Javier Milei en Argentina y Donald Trump en Estados Unidos han sido algunos de los más notorios en emplear esta tecnología a su favor, propiciando un ecosistema de información confusa y engañosa.

Se ha planteado que la IA puede ser un arma de doble filo. Felipe Vergara, experto en marketing político y académico de la Universidad Andrés Bello, enfatiza que si bien la IA puede ser utilizada de forma ética para enriquecer las campañas, como al crear imágenes atractivas o realizar análisis de datos, su mal uso compromete la verdad. Escenarios donde se utilizan rostros y eslóganes falsos crean una “realidad virtual” problemática que induce a errores de percepción en los votantes.

Un ejemplo de esto es un video que se volvió viral donde Mario Desbordes, candidato a alcalde por Santiago, es retratado en situaciones ridículas mientras se difunden afirmaciones falsas sobre supuestos planes de su equipo. Estas manipulaciones pueden no cambiar directamente el voto, pero sí crean distracciones sobre los verdaderos asuntos que preocupan a los ciudadanos, desdibujando el diálogo político.

Claudio Salinas, académico de la Universidad de Chile, también destaca cómo durante la Convención Constitucional se utilizaron técnicas similares para sembrar confusión, impulsando narrativas sobre cambios drásticos que nunca estaban en la mesa. En esencia, las elecciones actuales están inmersas en un ciclo donde el espectáculo y la desinformación parecen tener más peso que los proyectos políticos sustantivos.

A medida que nos acercamos a las elecciones, es imperativo que los votantes estén alerta y críticos frente a la avalancha de información que recibirán. La batalla por la atención y la claridad se libra en cada post y video, y el desafío será discernir entre la verdad y la manipulación inteligente que ofrece la IA. ¿Estamos preparados para esto? La respuesta puede definir el futuro de nuestra democracia.