Casi dos décadas después del estreno del icónico reality 'La Granja' en 2005, Vicky Lissidini, una de sus participantes más memorables, ha decidido compartir un angustiante episodio de violencia que vivió durante su encierro. Con tan solo 19 años en ese momento, Vicky protagonizó momentos que se convirtieron en temas de conversación a nivel nacional.

Si bien fue eliminada en el puesto 12, su camino en el mundo del espectáculo no terminó ahí. Vicky volvió para participar en 'La Granja VIP', donde llegó a la gran final junto a figuras como Javier Estrada y Gabriel 'Coca' Mendoza.

Durante una reciente entrevista en el programa 'Dirrty Pop', Lissidini revivió el tenso momento en el que Gonzalo Egas arrojó un balde de 20 litros de agua fría sobre ella. Este ataque ocurrió mientras Vicky se encontraba acostada, habiendo recibido noticias de su familia, lo que exacerbó su estado emocional. La tensión aumentó cuando en medio de la discusión ella le mordió el dedo.

"Lo que más me duele al recordar eso es lo poco que me quería y respetaba como mujer", expresó con evidente dolor. Además, reflexionó sobre su rol como madre: "¿Cómo le explico a mi hija que permití que eso sucediera? No quiero que esto lo vea mi hija sin las herramientas adecuadas para entenderlo", añadió con preocupación.

A pesar de aceptar que en ese momento era 'una cabra chica', Vicky admitió que este episodio desencadenó un patrón de comportamiento donde permitió que otros abusaran de ella a lo largo de los años. Reconoció que estos problemas venían desde su infancia y enfatizó la importancia de buscar ayuda psicológica para sanar esas heridas.

Lissidini también discutió con Nicolás Quesille, productor del programa, la decisión de revelar este tipo de situaciones en pantalla. Acordaron mostrarlo porque reflejaba una problemática creciente en la sociedad chilena: el alarmante aumento de la violencia de género. Según reportes, estudios recientes han revelado que la violencia en el entorno familiar ha crecido un 30% en los últimos años en Chile, lo que hace aún más relevante la discusión sobre estos temas.

Esta valiente confesión no solo busca sanar heridas propias, sino que también quiere generar conciencia sobre la violencia y el respeto en las relaciones. Vicky se ha convertido en un símbolo de valentía al hablar abiertamente sobre su experiencia, esperando que su historia sirva de ejemplo y ayuda a otros.