¡Increíble! Cómo el estrés transforma nuestra memoria en un laberinto de confusiones
2024-11-19
Autor: Santiago
El estrés, una respuesta emocional y física a situaciones desafiantes, puede resultar beneficioso en pequeñas dosis, como cuando nos impulsa a cumplir un plazo. Sin embargo, en su forma crónica y abrumadora, se convierte en un enemigo silencioso que deteriora nuestra salud y bienestar.
Recientemente, un estudio fascinante llevado a cabo por investigadores de Canadá, Países Bajos y Estados Unidos arrojó nueva luz sobre cómo el estrés altera la formación de recuerdos. Publicado en la revista Cell, este trabajo investigó a ratones para entender por qué individuos con trastornos mentales a menudo perciben como amenazantes situaciones que, en realidad, son inofensivas.
El estrés interactúa de manera compleja con nuestra memoria. Si bien las experiencias emocionales son, por lo general, más memorables, el estrés crónico puede obstaculizar esta capacidad de recordar. Los trastornos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la ansiedad generalizada pueden resultar en cambios significativos en la forma en que nos acordamos de eventos.
El TEPT es un trastorno que pueden desarrollar las personas que han vivido situaciones traumáticas, como conflictos bélicos, desastres naturales o agresiones. La ansiedad generalizada, por otro lado, implica un estado constante de preocupación incontrolada sobre diferentes aspectos de la vida.
En estos trastornos, se producen "recuerdos aversivos sobregeneralizados", que dificultan la capacidad para diferenciar entre entornos seguros y peligrosos. Según Noelia Weisstaub, bióloga e investigadora del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional, "este trabajo es fundamental, ya que identificaron un circuito específico que genera memorias aversivas y lo pudieron revertir en ratones". Esto sugiere que el alcance de dicho circuito podría ser más amplio, con posibles estructuras adicionales involucradas.
En este innovador estudio, los investigadores entrenaron a los ratones para asociar un sonido con un evento estresante y otro sonido con uno placentero. Lo sorprendente fue que aquellos ratones expuestos a un estrés agudo reaccionaron defensivamente a ambos sonidos, lo que indica que su capacidad de formar recuerdos específicos había sido comprometida. En contraposición, los ratones del grupo de control, no estresados, solo mostraron comportamientos defensivos ante el sonido estrictamente relacionado con la experiencia de estrés.
El estudio también mostró que el aumento de corticosterona, una hormona liberada durante situaciones estresantes, influye en la formación de recuerdos. Los ratones que recibieron esta hormona antes de las pruebas no pudieron formar recuerdos específicos de los sonidos. Este descubrimiento se centra en los "engramas", grupos de neuronas que codifican recuerdos. Se halló que los engramas en los ratones estresados eran significativamente más grandes, como resultado de la incapacidad de neuronas inhibitorias para restringir la formación de estos grupos neuronales.
Investigaciones recientes han demostrado que los endocannabinoides, que se liberan en respuesta al estrés, interfirieron negativamente en la función normal de los engramas en la amígdala del cerebro. Josselyn explica que, bajo estrés, las neuronas excitatorias saturan el cerebro con neurotransmisores que impiden a las neuronas inhibidoras liberar GABA, una sustancia química que normalmente asegura la creación de engramas más pequeños y específicos.
Utilizando dos fármacos, uno de los cuales ha sido aprobado para interrumpir embarazos prematuros, lograron revertir el efecto del estrés en la formación de recuerdos. Estos medicamentos bloquean los receptores de glucocorticoides o la producción de endocannabinoides, permitiendo que los ratones estresados recuperen recuerdos de manera similar a los no estresados.
Sin embargo, los investigadores advierten sobre los efectos secundarios de estos tratamientos, que podrían ser problemáticos y solo son efectivos si se administran en el momento exacto de la creación del recuerdo. Por lo tanto, su aplicación en humanos aún es incierta.
El futuro de esta investigación es prometedor. La doctora Josselyn y su equipo están interesados en explorar si los engramas pueden alterarse después de la formación de un recuerdo y buscar alternativas para mitigar el impacto del estrés en la memoria. Esta investigación no solo abrirá nuevas puertas en la comprensión del estrés, sino que también puede contribuir a desarrollar tratamientos efectivos para aquellos que sufren trastornos relacionados con el estrés. ¡La ciencia avanza y el futuro de la memoria y la salud mental parece estar más cerca que nunca!