Increíble hallazgo: Restos casi intactos de una cría de mamut de 50 mil años revelan secretos del pasado en Siberia
2024-12-23
Autor: Santiago
Investigadores han realizado un descubrimiento sorprendente en Siberia: los restos casi intactos de una cría de mamut de 50.000 años de antigüedad. Este hallazgo se produce en el contexto del deshielo del permafrost en el cráter Batagaika, un fenómeno que se está acentuando por el cambio climática.
El cráter Batagaika, con aproximadamente 80 metros de profundidad, ha atraído la atención de científicos de todo el mundo debido a la preservación única de restos de fauna antigua, gracias a las condiciones de congelación.
Los expertas han apodado a este mamut joven ‘Yana’, que pesa más de 110 kilos y ha sido rescatado utilizando una camilla improvisada. Según Maxim Cherpasov, director del Laboratorio del Museo del Mamut Lazarev en Yakutsk, Yana es el más intacto de los siete mamuts lanudos bebés encontrados hasta la fecha, seis de los cuales han sido hallados en Rusia. Su trompa, claramente visible, es un testimonio de la excepcional conservación del cadáver.
Los investigadores suponen que Yana tenía poco más de un año cuando falleció, aunque los análisis posteriores permitirán determinar su edad con mayor precisión. Cherpasov menciona que a diferencia de otros restos que han sido devorados por depredadores, la cabeza de Yana se ha mantenido sorprendentemente bien conservada, con la trompa, los labios, las orejas y las cuencas de los ojos intactos. Sin embargo, el estado de su espalda sugiere que pudo haber caído de espaldas, resultando dañada.
Este hallazgo se suma a una serie de descubrimientos que han asombrado al mundo científico en la región del permafrost ruso. Recientemente, los restos de un cachorro de dientes de sable de 32.000 años también capturaron la atención de los medios, junto con el descubrimiento de un lobo de 44.000 años que se realizó a principios de 2024. Estos hallazgos son fundamentales para comprender mejor la fauna que habitó la Tierra en épocas antiguas y los cambios ambientales que han ocurrido desde entonces.
Yana no solo es un tesoro paleontológico; su hallazgo abre la puerta a múltiples investigaciones futuras que podrían arrojar luz sobre la vida, climatología y ecología de un mundo que parecía perdido en el tiempo.