Investigadores de EE.UU. han realizado un estudio fascinante sobre el rendimiento cognitivo de los astronautas, revelando datos sorprendentes que podrían cambiar nuestra percepción sobre la vida en el espacio. Esta investigación, que es la más extensa sobre astronautas profesionales hasta la fecha, se publicó recientemente en 'Frontiers in Physiology'.

Según Sheena Dev, investigadora del Laboratorio de Salud Conductual y Rendimiento de la NASA y primera autora del estudio, «no hemos encontrado evidencia de un deterioro cognitivo significativo ni de daños neurodegenerativos en los astronautas que pasaron seis meses en la Estación Espacial Internacional (ISS)». Esto es un hallazgo crucial, ya que implica que la vida en el espacio no causa un daño cerebral importante como algunos podrían temer.

Los astronautas participaron en una serie de estrictas pruebas diseñadas para evaluar distintos aspectos cognitivos. Los investigadores midieron no solo la velocidad y la precisión, sino que también observaron el rendimiento en cinco períodos: antes de la misión, al inicio, al final del vuelo, y 10 y 30 días después del regreso a la Tierra.

Los resultados fueron sorprendentes: aunque los astronautas respondieron más lentamente en tareas relacionadas con la velocidad de procesamiento, memoria de trabajo y atención en comparación con su rendimiento en la Tierra, la precisión de sus respuestas se mantuvo intacta. Curiosamente, estos cambios no duraron. «El rendimiento más lento en la atención se observó solo al principio de la misión, mientras que la velocidad de procesamiento no volvió a los niveles previos hasta después del regreso», asegura Dev.

La estabilidad general del rendimiento cognitivo de los astronautas es un alivio, aunque los investigadores encontraron que ciertos aspectos, como la velocidad de procesamiento y la atención, son más vulnerables a cambios temporales bajo estrés. Esto no es sorprendente, ya que en la Tierra las personas también pueden experimentar dificultades cognitivas en situaciones de alta presión.

Además, el estudio sugiere que los astronautas enfrentan estresores adicionales únicos del entorno espacial. Dev explica: «Los ámbitos más vulnerables en el espacio son similares a aquellos que enfrentamos en la Tierra, lo cual podría tener profundas implicaciones para futuras misiones en entornos extremos, como Marte».

Este estudio no solo brinda un respiro a las preocupaciones sobre el daño cognitivo en el espacio, sino que también establece una base para entender cómo las condiciones extremas pueden afectar nuestro cerebro. Sin embargo, el estudio no profundiza en las razones de esos cambios de rendimiento y, además, no se evaluó si la eficacia operativa de los astronautas se afectó. «Es posible que incluso en áreas donde se notaron descensos, los astronautas pudieron compensar y completar sus tareas de manera efectiva», concluye Dev.