Introducción

En un insólito incidente que podría sacudir cualquier región, una residente de una pequeña localidad cercana a Poulsbo, Washington, tuvo una experiencia aterradora cuando más de 100 mapaches invadieron su propiedad. La mujer, cuya identidad permanece en anonimato, había estado alimentando a una familia de mapaches en su patio trasero durante 35 años. Sin embargo, lo que comenzó como un acto de bondad se convirtió en una pesadilla cuando la población de mapaches se descontroló, llevando a la mujer a realizar una desesperada llamada al 911.

La invasión masiva

Este inusual acontecimiento comenzó cuando la mujer notó que el pequeño grupo de mapaches, que había cuidado cariñosamente, se había multiplicado enormemente. En seis semanas, la tropa se convirtió en una invasión de entre 50 y 100 mapaches, según relatan los medios locales.

La agresión de los mapaches

Kevin McCarty, portavoz de la oficina del sheriff del condado de Kitsap, describió la situación surrealista: “Los mapaches se volvían cada vez más agresivos; acosaban a la mujer mientras exigían comida y arañaban el exterior de su casa. Rodeaban su coche y hacían que salir de su hogar fuera prácticamente imposible”. La mujer se encontraba cada vez más amenazada, y solo gracias a la intervención de las autoridades pudo escapar al fin de la situación.

Consecuencias de alimentar a la fauna salvaje

Pero, ¿qué motivó a tal cantidad de mapaches a congregarse de esta manera? Los especialistas en fauna sugieren que la noticia sobre la disponibilidad de alimento se propagó rápidamente entre los mapaches del área, atrayendo a más y más animales. Bridget Mire, portavoz del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Washington, recalca la importancia de no alimentar a la fauna salvaje, pues esto puede provocar un comportamiento antinatural y la pérdida del miedo inherente que tienen los animales hacia los humanos.

Riesgos de la alimentación

La alimentación de animales salvajes, incluso con las mejores intenciones, rara vez vale la pena. Además de convertirse en dependientes del alimento humano, los mapaches pueden portar enfermedades que también son un riesgo para las personas y sus mascotas. “Alimentarlos puede traer consigo consecuencias inesperadas”, advierte Mire. “Incluso podría atraer a depredadores como coyotes u osos, añadiendo más peligros para la comunidad.”

Legalidad de la alimentación de mapaches

En cuanto a la legalidad de la situación, si bien en Washington se prohíbe alimentar a grandes carnívoros, no existe una ley específica que prohíba alimentar a los mapaches, salvo en algunas áreas donde hay regulaciones locales. Sin embargo, esto no evita que las autoridades adviertan sobre los peligros que pueden surgir, como en este caso.

Un desenlace positivo

Tras la fatídica experiencia, la mujer asistió a una reunión con un especialista en manejo de fauna salvaje, comprometiéndose a dejar de alimentar a los mapaches. Fue un alivio para todos cuando Bridget Mire confirmó que, desde entonces, los mapaches han comenzado a dispersarse, ahora que su fuente de alimento había sido cortada. “Estamos contentos de que este caso haya tenido un desenlace positivo”, afirmó Mire, dejando lecciones valiosas sobre la convivencia con la vida salvaje.

Conclusión

Este asalto de mapaches nos recuerda que, aunque nuestros instintos de ayudar a las criaturas pueden ser nobles, a veces es mejor observar desde la distancia para no transformar un acto de bondad en un caos inesperado.