El caos se apodera de la región, ya que la aviación israelí ha llevado a cabo un nuevo bombardeo en la periferia sur de Beirut, bastión del grupo Hezbolá. Según la agencia oficial libanesa, ANI, este ataque ocurrió en la mañana del miércoles (2 de octubre de 2024).

El Ejército israelí ha reiterado su advertencia, instando a los libaneses a no cruzar al sur del río Litani, un área considerada como zona de combate. Avichay Adraee, portavoz en árabe del Ejército de Israel, afirmó en las redes sociales que "se están librando feroces combates en el sur de Líbano, donde los miembros de Hezbolá utilizan el entorno civil y a los civiles como escudos humanos para lanzar sus ataques".

Las condiciones son cada vez más críticas. Las fuerzas israelíes han atacado planta de producción de armamento y otros recursos de Hezbolá en los suburbios del sur de Beirut. Estos ataques aéreos han llevado a cientos de personas a buscar refugio en las calles, aterrorizadas por los bombardeos incesantes. La tensión ha escalado a niveles preocupantes, y muchas familias se han visto forzadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad.

Durante la noche, Israel emitió avisos a la población en varias zonas específicas de la capital libanesa, advirtiéndoles que se encontraban cerca de "instalaciones e intereses" de Hezbolá. Anunciaron que el Ejército iniciaría ataques inminentes en estas áreas. Este ciclo de violencia continúa alimentando el miedo y la inseguridad entre los ciudadanos, mientras se plantea la pregunta: ¿Hasta cuándo se prolongará este conflicto?

La comunidad internacional observa con preocupación este aumento en las hostilidades, temiendo que la situación pueda desbordarse aún más, afectando no solo a Líbano, sino a toda la región del Medio Oriente. En medio de la violencia, voces de mediación y llamadas a la paz surgen, pero ¿serán suficientes para detener esta espiral de ataques? Las respuestas son cada vez más inciertas, dejando a la población civil atrapada entre las balas.