La fiscalía de Aviñón ha solicitado este miércoles al tribunal la máxima pena de cárcel para los 51 acusados de la brutal agresión y violación de Gisèle Pelicot. Las condenas van desde 4 hasta 20 años de prisión, una de las más severas en Francia.

La fiscal Laure Chabaud terminó su alegato enfatizando la necesidad de generar una “concienciación real y profunda sobre la noción de consentimiento”, tanto para los acusados como para la sociedad en general. “Habrán un antes y un después” en la percepción de estos temas cruciales, afirmó la fiscal.

Uno de los pilares de su argumento fue que los acusados nunca obtuvieron el consentimiento de la víctima ni lo pidieron durante el tiempo en que perpetraron los delitos. Chabaud también instó al presidente del Tribunal, Roger Arata, a que no se califique la violación como “ordinaria” o “involuntaria”, términos que las defensas trataron de implementar.

Uno de los casos más notorios involucró a Dominique Pelicot, un hombre de 71 años que se ha declarado culpable y que lideró el plan para drogar a Gisèle durante casi una década para que decenas de hombres la violaran. La fiscal solicitó la pena máxima de 20 años, describiendo a Pelicot como un individuo “perverso, egocéntrico y perturbado”, con múltiples desviaciones sexuales que nunca consideró los límites impuestos por la víctima.

Chabaud declaró: “Veinte años es mucho tiempo, y también muy poco considerando la gravedad de los actos repetidos”. Las últimas audiencias se centraron en la solicitud de penas para los cuatro acusados restantes, donde las condenas oscilan entre 16 y 18 años. La pena más baja, de 4 años, fue solicitada para Joseph C., de 69 años, debido a la falta de pruebas de penetración.

Gisèle Pelicot ha emergido como un símbolo del feminismo mundial al decidir que el juicio sea público, afirmando que es hora de que “la vergüenza cambie de bando”. Este caso ha provocado una ola de solidaridad y ha desatado un debate importante sobre la violencia de género en Francia y más allá.

La sociedad civil se mantiene atenta, esperando que las decisiones judiciales no solo castiguen a los culpables, sino que también sirvan de ejemplo para que futuras víctimas se sientan seguras de alzar su voz. ¡La lucha contra la impunidad continúa!