
La alarmante red de vigilancia de los talibanes que controla a millones
2025-03-30
Autor: Benjamín
En un centro de control abarrotado, con decenas de pantallas brillando en la penumbra, la policía talibán exhibe con orgullo su vasta red de 90,000 cámaras de vigilancia, herramientas que utilizan para monitorear la vida de millones de afganos, especialmente en la capital, Kabul.
Khalid Zadran, portavoz del jefe de policía, asegura que este sistema de vigilancia tiene como objetivo combatir el crimen, aunque los críticos temen que las cámaras se usen para reprimir la disidencia y hacer cumplir el estricto código moral impuesto por el régimen talibán. Este grupo es conocido por aplicar severas sanciones bajo su interpretación de la ley islámica.
La BBC, como primera organización internacional en acceder a este sistema, revela cómo los policías, sentados en filas, observan las transmisiones en vivo desde las miles de cámaras que atraviesan la ciudad.
Cada detalle es inspeccionado, desde las matrículas de los vehículos hasta las expresiones faciales de los ciudadanos. "Si detectamos actividades sospechosas, contactamos rápidamente a la policía local para investigar", explica Zadran.
Desde que los talibanes retomaron el poder en 2021, han prometido erradicar el crimen en un contexto donde la anterior administración enfrentaba constantes ataques del régimen talibán y del Estado Islámico, así como secuestros y robos.
Antes de este incremento, Kabul solo contaba con 850 cámaras de vigilancia, lo que revela la evolución en la forma en que los talibanes gestionan la seguridad. Sin embargo, la red de vigilancia es solo una parte de un conjunto de medidas drásticas que han limitado los derechos humanos, particularmente de las mujeres. En este sentido, ningún país ha reconocido oficialmente al gobierno talibán.
Además de la vigilancia visual, los talibanes presentan un sistema que incluye tecnología de reconocimiento facial que permite identificar a las personas en tiempo real. Se pueden clasificar características como edad y género, y, en días despejados, se pueden observar individuos a kilómetros de distancia. Este sistema genera aún más preocupación entre los defensores de los derechos humanos, que alertan sobre la falta de regulaciones para proteger la privacidad de los ciudadanos.
A pesar de que el Ministerio del Interior afirma que la criminalidad ha disminuido en un 30% gracias a esta tecnología, estas cifras no pueden ser verificadas de forma independiente y han generado escepticismo entre organizaciones como Amnistía Internacional, que ven en esta vigilancia un peligro para las libertades individuales en el país.
La situación de las mujeres es alarmante. Desde la llegada de los talibanes al poder, muchas han perdido su derecho a trabajar y acceder a la educación, lo que las obliga a mantenerse en la sombra. Fariba, una joven graduada, comparte su angustia por el uso de las cámaras para monitorear la vestimenta de las mujeres, temiendo por quienes se oponen al régimen. "Las mujeres están obligadas a cubrirse el rostro, y este control solo aumentará la represión", explica.
La policía talibán insiste en que el sistema es confidencial y que los datos solo se conservan por tres meses, pero muchos afganos desconfían de ello. Al parecer, las cámaras son de una empresa china, Dahua, y se han realizado negociaciones para adquirir tecnología de Huawei, aunque esta última ha negado cualquier vínculo.
Además, los costos de instalación de esta red de vigilancia están recayendo sobre los mismos ciudadanos que están siendo monitoreados. Algunos, como Shella, han tenido que aportar dinero para cubrir el costo de las cámaras cercanas a sus hogares, enfrentándose a amenazas de cortes de servicios básicos si no lo hacen.
La crisis humanitaria en Afganistán continúa, con millones de afganos necesitando ayuda urgente. La comunidad internacional ha recortado en gran medida la asistencia desde el regreso de los talibanes al poder, lo que agrava aún más las condiciones de vida en el país.
Mientras tanto, el clamor de los ciudadanos por un cambio y por los derechos humanos es cada vez más fuerte. La continua vigilancia y el control que ejercen los talibanes sobre la población son formas de mantener el poder, pero también están sembrando el descontento entre una población cansada de la opresión y que sueña con un futuro diferente.