Es crucial aclarar desde el principio que el bienestar y la salud mental son conceptos diferentes, aunque a menudo se confunden. El bienestar se refiere a un estado general de satisfacción con la vida que incluye aspectos físicos, emocionales y sociales. Por otro lado, la salud mental se refiere a la capacidad de manejar nuestras emociones y enfrentar adversidades de manera efectiva en diferentes contextos, especialmente en el laboral.

En muchas empresas, la línea entre bienestar y salud mental se ha vuelto borrosa, y se tiende a pensar que proporcionar servicios como gimnasios o masajes es suficiente para cuidar a los empleados. Sin embargo, estas iniciativas, aunque beneficiosas, no abordan problemas complejos como el estrés y la ansiedad que pueden afectar a los colaboradores de manera profunda. Es necesario implementar un enfoque estructural y comprensivo para abordar estas cuestiones de fondo, ya que de no hacerlo, solo se brindan soluciones temporales.

Un acertado ejemplo para comprender esta diferencia es pensar en la salud mental como un edificio. El bienestar actúa como la fachada, la primera impresión que da la estructura. Sin embargo, para que un rascacielos permanezca en pie, necesita una base sólida que incluya cimientos, columnas de soporte y sistemas de seguridad. Igualmente, la salud mental se sustenta en políticas y medidas que apoyen a los empleados, como la gestión adecuada de la carga laboral, la promoción del equilibrio entre la vida personal y profesional, la posibilidad de acceder a profesionales de la salud mental, la prevención del agotamiento laboral y el fomento de habilidades emocionales en el equipo.

En términos prácticos, esto también implica invertir en la formación de líderes y gerentes para que puedan identificar señales tempranas de agotamiento y malestar emocional entre sus equipos. Cada colaborador debe contar con herramientas y habilidades que les permitan reconocer cambios en su comportamiento y rendimiento, como la falta de motivación, la presencia constante de estrés o la desconexión emocional.

Además, facilitar la orientación directa con profesionales de salud mental y crear un entorno laboral más equilibrado y flexible se ha vuelto esencial.

Acciones Inmediatas para Mejorar la Salud Mental en el Trabajo

Si las organizaciones genuinamente desean generar un impacto positivo, deben darle prioridad a la salud mental en sus estrategias. A continuación, algunas acciones claves que pueden implementar:

- **Políticas de Desconexión Digital**: Especialmente en meses como diciembre, donde las jornadas laborales tienden a extenderse, es vital permitir que los colaboradores desconecten realmente y tengan tiempo para descansar.

- **Acceso a Soporte Profesional**: Contar con especialistas en salud mental laboral o establecer colaboraciones con instituciones dedicadas puede ser un recurso vital, evitando así que se desencadenen crisis más serias.

- **Formación en Gestión del Estrés**: Capacitar a los equipos sobre cómo identificar y gestionar el estrés es fundamental. Además, fomentar la creación de brigadas por la salud mental puede dotar a otros empleados de herramientas efectivas para manejar crisis personales y laborales.

- **Escucha Activa y Reconocimiento**: Sentirse escuchado puede ser uno de los mayores alivios para un empleado. Es indispensable crear un ambiente seguro donde los colaboradores puedan expresar sus inquietudes sin temor a represalias, lo cual es esencial para cultivar un clima laboral saludable.